El pasado sábado 14 de julio, durante un mitin político en Butler, Pensilvania, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump fue blanco de un tiroteo perpetrado por Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años residente de Bethel Park, aproximadamente a 70 kilómetros de Butler.

Según informes del FBI, Crooks disparó varias ráfagas desde un rifle tipo AR-15 semiautomático ubicado en el tejado de un edificio cercano al lugar del acto político. El ataque resultó en la muerte de un espectador y dejó a dos personas más gravemente heridas. Trump, quien acababa de comenzar su discurso, fue rozado por una bala en la parte superior de su oreja derecha.

Crooks, quien trabajaba en la cocina de un hogar de ancianos en Bethel Park, fue abatido por agentes del Servicio Secreto tras el tiroteo. Según fuentes oficiales, el arma utilizada en el atentado fue comprada legalmente por su padre, quien también poseía materiales explosivos rudimentarios en su vehículo, actualmente bajo análisis del FBI.

Hasta el momento, las autoridades no han establecido claramente los motivos detrás del ataque. Crooks, registrado como republicano en Pensilvania, había realizado donaciones a un comité de acción política progresista en el pasado, lo que añade complejidad a la investigación en curso.

El incidente ha sido calificado por el FBI como un intento de asesinato y continúa siendo objeto de una investigación activa. Trump, tras ser atendido en un hospital local y dado de alta, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y agradeció la rápida respuesta de las fuerzas del orden.

Este evento marca el intento de asesinato más grave de un presidente o candidato presidencial en Estados Unidos desde el atentado contra Ronald Reagan en 1981.

Para más detalles e información sobre el desarrollo de la investigación, se insta al público a colaborar con cualquier evidencia relevante que pueda ayudar al esclarecimiento del caso.