El tranquilo domingo en Coacalco, Estado de México, se vio abruptamente interrumpido por un acto de violencia que ha conmocionado a la comunidad y al ámbito policial de todo el país. Milton Morales Figueroa, el respetado comisario y jefe de inteligencia de la Policía de Ciudad de México, fue asesinado mientras pasaba el día con su familia.

La carrera de Morales en la Policía de Ciudad de México estuvo marcada por su liderazgo en operaciones contra el crimen organizado. No solo fue un colaborador cercano de Omar García Harfuch, el exjefe de la policía capitalina, sino que también desempeñó un papel crucial en la implementación de estrategias que llevaron a significativas reducciones en los delitos de alto impacto durante esa gestión.

Desde su unidad como coordinador de la Unidad de Estrategia Táctica y Operaciones Especiales, Morales trabajó incansablemente para fortalecer las capacidades investigativas e de inteligencia policial. Su dedicación se destacó en momentos críticos, como el desmantelamiento del cartel de Tláhuac en 2017, y su participación en la respuesta al intento de homicidio contra García Harfuch en 2020, un ataque que dejó dos de sus hombres muertos pero no logró acabar con la vida del jefe de policía.

Tras la salida de García Harfuch, Morales continuó desempeñando un papel vital en la estrategia de seguridad de Ciudad de México bajo la dirección del actual secretario de Seguridad, Pablo Vázquez. La colaboración estrecha entre la policía y la fiscalía, que fue un sello distintivo de esa administración, enfrentó desafíos significativos pero logró mantener a raya a los grupos delictivos más violentos de la ciudad.

El asesinato de Morales ha generado una respuesta inmediata por parte de las autoridades, que han desplegado un operativo masivo para dar con los responsables del ataque. Tres helicópteros de la secretaría capitalina están participando en la búsqueda de los dos vehículos utilizados por los sicarios, quienes lograron darse a la fuga tras el brutal asesinato.

Este trágico incidente no solo ha sacudido a la comunidad policial y a sus colegas, sino que también ha puesto de relieve los persistentes desafíos de seguridad que enfrenta Ciudad de México y la valentía de aquellos que luchan contra el crimen organizado en primera línea. Las investigaciones para capturar a los responsables continúan, mientras el país lamenta la pérdida de uno de sus defensores más dedicados y valientes.