El gobierno laborista liderado por Keir Starmer se enfrenta a su primera gran crisis tras asumir el poder, mientras intenta controlar la violencia desatada por manifestaciones extremistas en Inglaterra. Este domingo marcó la quinta jornada de los peores disturbios en el país desde 2011.

Las protestas comenzaron en Southport después de que rumores sobre la nacionalidad y religión del presunto agresor, Axel Rudakubana, se propagaran en redes sociales. Rudakubana, un joven de 17 años nacido en el Reino Unido, está acusado de matar a tres niñas y herir a otras diez personas en un ataque con cuchillo durante una fiesta temática en la ciudad.

Los disturbios se han extendido a varias ciudades inglesas, con manifestantes antinmigración atacando hoteles que albergan solicitantes de asilo en Rotherham y Tamworth. Imágenes de BBC mostraron a personas rompiendo ventanas y empujando contenedores incendiados en estos establecimientos. En Middlesbrough, se produjeron enfrentamientos violentos con la policía, mientras que en otras ciudades como Liverpool, Manchester y Bristol, más de 90 personas fueron arrestadas tras incidentes similares.

El país ha visto una escalada de violencia que no se había registrado desde los disturbios de 2011, provocados por la muerte del joven Mark Duggan a manos de la policía. En respuesta, el gobierno británico ha reforzado la seguridad en mezquitas y ha prometido tomar «todas las medidas necesarias» para mantener el orden. Starmer ha convocado reuniones de emergencia y ha asegurado apoyo total a las fuerzas policiales para enfrentar el «odio de extrema derecha.»

Sin embargo, a pesar de las condenas generalizadas a la violencia, las críticas al gobierno comienzan a surgir. La exministra conservadora del Interior, Priti Patel, ha acusado al gobierno de parecer desbordado por la situación en lugar de mantener el control.

Las manifestaciones, que se han organizado bajo el lema «Enough is enough» (Ya es suficiente), han incluido consignas antinmigración e islamófobas, y han sido acompañadas de actos de vandalismo y ataques contra la policía. Con la violencia aún en aumento, la capacidad del gobierno para restablecer la calma será crucial en las próximas semanas.