Varsovia, 14 ago (EFE).- La ciudad de Varsovia ha amanecido pintada de blanco, azul y negro; los colores del Real Madrid y el Atalanta que pugnarán este miércoles en el Estadio Nacional de la capital polaca por alzarse con el título de la Supercopa de Europa de fútbol a la que ambos aspiran.

Desde primera hora de la mañana las zonas más emblemáticas de la capital de Polonia se han visto salpicadas de aficionados españoles e italianos que han llegado para animar a los suyos en la cita, algunos de los cuales se han concentrado a la puerta de los hoteles de ambos equipos.

Separados por apenas diez minutos a pie, la tranquilidad en el caso del lugar de estancia del Atalanta contrastaba con la presencia más multitudinaria en el entorno del hotel en el que se hospeda el Real Madrid. Allí, alrededor de las 12:30 horas (10:30 GMT), se pudo ver a través de las ventanas al francés Eduardo Camavinga siendo animado por sus compañeros tras confirmarse la lesión que le impedirá jugar el partido; y también al presidente, Florentino Pérez, departiendo brevemente con el técnico Carlo Ancelotti.

No muy lejos del recinto, pero ajenos a ese bullicio provocado por las ansias de ver a las estrellas del partido, varios curiosos se inmortalizaban junto a una réplica de gran tamaño del trofeo que se llevará el campeón, situada a los pies del emblemático Palacio de la Cultura y la Ciencia.

El movimiento de aficionados era también notable en otros rincones del centro histórico como la Plaza del Mercado o la Plaza del Castillo, desde cuyo mirador se vislumbra en la distancia el estadio en el que a partir de las 21:00 horas (19:00 GMT) se jugará el enfrentamiento entre el ganador de la Liga de Campeones y el de la Liga Europa.