En Suecia, la reciente aprobación de nuevas licencias para la caza de osos pardos ha suscitado gran preocupación entre los conservacionistas y expertos en vida silvestre. La medida, que podría reducir la población de estos osos en hasta un 20%, ha generado un debate intenso sobre la gestión de la fauna en el país.

Magnus Orrebrant, de la Asociación Carnívora Sueca, ha expresado su inquietud sobre la situación actual. Según Orrebrant, “la caza de osos se está convirtiendo en una simple caza de trofeos”. Critica la gestión de la vida silvestre en Suecia por priorizar la eliminación de animales en lugar de su conservación y protección.

En junio, cuando se anunciaron los números para la caza de este año, Jonas Kindberg, del programa sueco-noruego para la preservación de osos, alertó sobre las posibles consecuencias. Kindberg advirtió que para mantener la población estimada de unos 2,400 osos, no se debería cazar más de 250 osos anualmente. Superar esta cifra, señaló, podría resultar en efectos graves y rápidos para la población.

La preocupación por la disminución de la población de osos en Suecia no es nueva. En los últimos años, se ha registrado una disminución en la cantidad de osos debido, en parte, al impacto de la caza autorizada. El año pasado se otorgaron un número récord de 649 licencias de caza, frente a las 622 de 2022 y las 501 de 2021.

Desde noviembre de 2022, una nueva legislación ha permitido a las asociaciones de caza locales desempeñar un papel más activo en la gestión de grandes depredadores, incluidos los osos. Esta política también ha llevado a la caza de cientos de lobos y linces, intensificando las preocupaciones entre los ecologistas y conservacionistas.

Además de los efectos negativos en la población de osos, los conservacionistas sostienen que una mayor población de estos animales podría convertir a Suecia en un destino más atractivo para el turismo ecológico. Argumentan que el turismo basado en la observación de vida silvestre podría generar ingresos significativos, superando los beneficios económicos obtenidos a través de la venta de licencias de caza.

La situación actual plantea un dilema sobre cómo equilibrar la conservación de la fauna salvaje con las prácticas de caza y gestión de la vida silvestre. La creciente preocupación por la reducción de la población de osos y otros grandes depredadores subraya la necesidad de una revisión crítica y una gestión más sostenible de los recursos naturales en Suecia.