Un incidente desafortunado ocurrió ayer en el Museo Arqueológico Hecht de Haifa cuando un niño de cuatro años rompió accidentalmente una valiosa jarra de la Edad de Bronce. La jarra, que data de entre el 2200 a.C. y el 1500 a.C., tenía al menos 3,500 años de antigüedad y estaba expuesta cerca de la entrada del museo sin ninguna protección de vidrio.
El accidente sucedió durante una visita familiar al museo, cuando el menor, movido por su curiosidad, jaló ligeramente la jarra en un intento por descubrir qué había dentro. El padre del niño, visiblemente impactado, confesó a los medios locales que al principio no podía creer que su hijo fuera el responsable del incidente.
La jarra, utilizada en tiempos anteriores a los reinados de los reyes David y Salomón, era notable no solo por su antigüedad, sino por su estado de conservación. A diferencia de otros recipientes similares encontrados en excavaciones arqueológicas, la pieza en cuestión había sido descubierta intacta, lo que la convertía en un hallazgo particularmente significativo.
El Museo Arqueológico Hecht, que sigue una política de accesibilidad para acercar los objetos arqueológicos al público, había expuesto la jarra sin una vitrina, siguiendo la visión de su fundador, Reuben Hecht. A pesar del incidente, la directora del museo, Inbal Rivlin, afirmó que la política de accesibilidad no cambiará. Rivlin enfatizó que el museo no considera sus exhibiciones como lugares sagrados, sino como espacios abiertos y accesibles para las familias. «Cosas como estas pueden pasar», comentó Rivlin, haciendo un llamado a los padres para que no teman visitar el museo con sus hijos.
En respuesta al incidente, el museo ha comenzado a implementar medidas adicionales, como nuevas señales para indicar qué objetos pueden ser tocados y cuáles no. Además, han contratado a un experto en restauración para reparar la jarra utilizando fotografías del artefacto original. La restauración servirá también como una oportunidad educativa para el público.
El padre del niño expresó su pesar por el daño a la jarra, lamentando que «ya no será el mismo objeto». Sin embargo, tanto el museo como la familia han mostrado una actitud positiva, reconociendo que los accidentes pueden suceder y que el aprendizaje forma parte de la experiencia museística. El museo ha extendido una invitación a la familia para una visita privada, demostrando así su comprensión y compromiso con el acercamiento al público.