La decisión de mantener los anillos olímpicos en la Torre Eiffel está generando un debate significativo en la capital francesa. La controversia involucra a autoridades locales, parisinos, turistas y descendientes del ingeniero Gustave Eiffel, creador del emblemático monumento.
La polémica comenzó cuando la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció que los cinco anillos olímpicos, instalados temporalmente para los Juegos Olímpicos, permanecerían en la Torre Eiffel de manera permanente. Hidalgo, quien cuenta con el respaldo del Comité Olímpico Internacional (COI), afirmó: «Como alcaldesa de París, he decidido que los anillos se quedarán en la Torre Eiffel.»
La ministra de Cultura, Rachida Dati, se mostró en desacuerdo con la decisión. Dati, antigua rival política de Hidalgo, subrayó que la Torre Eiffel es un «monumento protegido» y que cualquier modificación permanente debe someterse a una evaluación de impacto conforme al código del patrimonio francés. Dati solicitó una fase de consultas antes de tomar una decisión final sobre la permanencia de los anillos.
La oposición se ha intensificado con la intervención de los descendientes de Gustave Eiffel. Savin Yeatman-Eiffel, vicepresidente de la asociación de descendientes del ingeniero, expresó su descontento con la permanencia de los anillos. «La Torre Eiffel tiene una vocación más amplia que la de estar permanentemente asociada a una organización como los Juegos Olímpicos», afirmó Yeatman-Eiffel. También destacó que los anillos podrían limitar la capacidad de la torre para transmitir otros mensajes importantes, como la iluminación especial para causas globales.
Una petición en línea lanzada en Change.org para retirar los anillos ha acumulado casi 16,000 firmas. La petición argumenta que, aunque los anillos fueron un hermoso símbolo durante los Juegos, la Torre Eiffel debería recuperar su apariencia original una vez concluidas las celebraciones.
Entre los visitantes de la Torre Eiffel, las opiniones están divididas. Catalina, una turista de Barcelona, considera que los anillos son una adición atractiva y un bonito símbolo de París. En contraste, Georgina, otra visitante, cree que la Torre Eiffel «ya brilla por sí sola» y que los anillos deberían trasladarse a otro lugar. Nenuca, una turista de Tenerife, opina que, aunque la Torre Eiffel es icónica por sí misma, los anillos podrían servir como un recuerdo de los Juegos.
Los parisinos también tienen sentimientos encontrados. Algunos valoran la importancia de mantener la Torre Eiffel en su estado original, mientras que otros están dispuestos a aceptar cambios temporales si benefician a la ciudad. «Por un año podría ser una buena idea, pero no para siempre», comentó una residente local.
El debate sobre la permanencia de los anillos recuerda cómo la Torre Eiffel, inicialmente rechazada por los parisinos cuando se construyó para la Exposición Universal de 1889, se ha convertido en un símbolo querido y fundamental de París, recibiendo 6,3 millones de visitantes el año pasado. La controversia actual subraya el profundo vínculo emocional que los parisinos tienen con su monumento emblemático.