Fernanda Beltrán Figueroa, la joven que emerge desde las profundidades cálidas de Culiacán, Sinaloa, se ha alzado como Miss México 2024. Su andar parece danzar entre las sombras y las luces de un escenario que conoce demasiado bien: los certámenes de belleza. Con 24 años, ha caminado ya sobre las pasarelas del mundo con una serenidad que engaña; porque bajo la piel de la modelo hay un ser que ha aprendido a comunicar mucho más que sonrisas.

El 16 de noviembre, en la Ciudad de México, Fernanda llevará el nombre de su país ante millones de ojos atentos. Miss Universo no es un simple espectáculo de belleza física, es una oportunidad donde se entrelazan la oratoria, el porte y la capacidad de representar la esencia de una nación. Fernanda, políglota y licenciada en mercadotecnia, se ha preparado en Colombia no solo para modelar sino para dominar las herramientas del lenguaje: un arma silenciosa que atraviesa cualquier concurso de belleza.

 

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Porque Miss Universo, con toda su magnitud, es más que un concurso. Las cámaras que capturan la elegancia y los vestidos son solo la primera capa de una competencia que se juega en el terreno de la inteligencia y la destreza. Allí, en ese espacio, Fernanda ha demostrado estar lista. No es solo la belleza lo que la define; es la constancia, el dominio de sí misma, y esa capacidad de conectar con quienes la rodean, tanto en su lengua materna como en inglés y francés.

Su currículum no es breve, ni carente de reconocimiento. Entre sus logros anteriores se encuentran títulos como Miss Mesoamérica Riviera Maya y Reina Internacional del Pacífico. Cada paso en su carrera ha sido una preparación para este momento, donde no solo competirá en el Miss Universo, sino que lo hará como la anfitriona de un certamen que, por primera vez en años, se celebrará en la capital mexicana.

Fernanda se adentra en este camino no con la seguridad vana de quien busca ganar, sino con la elegancia de quien ha comprendido que la verdadera competencia no está en el escenario, sino en el arte de superar cada expectativa. El 16 de noviembre no será una fecha cualquiera: será el día en que Fernanda Beltrán, la joven que ha aprendido a escuchar el eco de su propio silencio, se presente ante el mundo.

En ese momento, México no será solo un país, será la voz de una mujer que ha aprendido a ser, a representar, y a trascender los límites de lo que se espera.

 

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