En las últimas semanas, el escándalo en torno a Pavel Durov, CEO de Telegram, ha intensificado el escrutinio sobre la plataforma de mensajería. Lejos de ser únicamente una herramienta para comunicaciones instantáneas, Telegram ha emergido como un espacio problemático donde proliferan actividades ilegales y contenidos nocivos.
Un análisis extensivo realizado por The New York Times ha revelado que Telegram se ha convertido en un «patio de recreo para criminales, extremistas y terroristas». La investigación, que examinó más de 3,2 millones de mensajes en 16.000 canales durante cuatro meses, muestra cómo la plataforma facilita la organización y operación de estos grupos, permitiéndoles evadir la vigilancia de las autoridades. Telegram, que en el pasado se había presentado como una herramienta segura para la libertad de expresión, ahora es vista como un medio para la proliferación de actividades ilegales.
¿Telegram es la Nueva Deep Web?
La deep web—conocida por alojar contenidos peligrosos como la venta de documentos falsificados, drogas y armas—ha encontrado un nuevo refugio en Telegram. La plataforma ha sido cada vez más utilizada como un canal para estas actividades ilícitas, proporcionando un grado significativo de anonimato y acceso a redes clandestinas.
El principio de libertad de expresión ha sido una defensa clave para Telegram. Durov ha sostenido que la plataforma busca ofrecer a sus usuarios acceso sin censura a la información, argumentando que esto fomenta una mayor autonomía en la toma de decisiones. Sin embargo, esta postura ha llevado a la crítica de que Telegram opera como si estuviera por encima de la ley, facilitando un entorno donde las actividades delictivas pueden prosperar sin una supervisión efectiva.
Telegram, con sede en Dubái y operada por un equipo reducido de 60 empleados, ha sido acusada de desatender las solicitudes de asistencia de agencias de seguridad internacionales. Aunque la empresa ha anunciado la reciente contratación de 100 moderadores adicionales, la falta de una moderación eficaz ha sido un punto crítico. La plataforma ha sido criticada por su incapacidad para gestionar y controlar el contenido perjudicial que circula en sus canales.
En respuesta a las acusaciones, Pavel Durov publicó un mensaje en su canal de Telegram, desestimando las afirmaciones de que la plataforma es un «paraíso anárquico». Durov afirmó que Telegram elimina «millones de posts y canales dañinos» diariamente y sostuvo que el 99,999% de sus usuarios son legales. Sin embargo, la empresa reconoce que queda «mucho trabajo por hacer» en términos de moderación y control de contenido, y está implementando mejoras en estas áreas.