El gigante del entretenimiento Lionsgate ha desatado un gran revuelo en Hollywood tras firmar un acuerdo con la empresa Runway, una compañía especializada en inteligencia artificial (IA). El convenio busca entrenar un software utilizando el vasto catálogo de películas y series de televisión del estudio, con el fin de optimizar las decisiones creativas y reducir costos de producción. Pero lo que podría parecer una evolución tecnológica inevitable, ha sido percibido por muchos artistas y profesionales de la industria como un peligro para su labor creativa y su futuro económico.

Lionsgate ha destacado que el uso de IA permitirá una mejor previsualización de proyectos, generando borradores de storyboards o escenas preliminares que ayudarán a decidir si una película es viable antes de invertir millones de dólares en ella. Según declaraciones del vicepresidente de Lionsgate, Michael Burns, la tecnología es vista como una herramienta que «aumentará y mejorará» las operaciones actuales.

Desde el punto de vista del estudio, esta innovación promete ser revolucionaria. Cristóbal Valenzuela, cofundador y director ejecutivo de Runway, sostiene que están ayudando a dar forma «a la próxima era del arte, entretenimiento y creatividad humana», dotando a creadores y estudios de nuevas herramientas para dar vida a sus historias.

Sin embargo, el entusiasmo de Lionsgate no es compartido por gran parte de la comunidad artística. Muchos actores, directores y guionistas han expresado sus inquietudes. La posibilidad de que una IA modele versiones preliminares de guiones o escenas ha levantado cuestionamientos sobre la autonomía creativa.

¿Qué sucede si la versión preliminar generada por la IA de una película influye tanto en la decisión final que el trabajo de los cineastas se ve relegado a un segundo plano?

Jeremy Zimmer, director ejecutivo de la agencia de talentos UTA, expresó su preocupación al preguntarse si aquellos artistas cuyas obras alimenten el modelo de IA recibirán compensación económica. Las organizaciones sindicales de actores (SAG-AFTRA) y guionistas (WGA) también han alzado la voz, argumentando que sus contratos les otorgan el derecho a rechazar el uso de IA en sus proyectos. Además, ven la medida como un riesgo a la hora de negociar salarios justos o compensaciones por la explotación de sus obras más allá del producto final.

El caso de Lionsgate es el último de una serie de movimientos dentro de la industria del entretenimiento donde la inteligencia artificial está tomando protagonismo. La polémica recuerda el reciente desastre con el tráiler de Megalopolis, distribuido por Lionsgate, que fue criticado por el uso de citas falsas generadas por IA para promocionarlo. Este tipo de situaciones refuerzan el temor de muchos en la industria de que las tecnologías emergentes puedan ser mal utilizadas o explotadas en detrimento de los creadores.