El Gobierno de Biden ha formado un equipo multiinstitucional para abordar la crisis derivada de los ciberataques chinos a empresas de telecomunicaciones estadounidenses. Estas intrusiones, que se cree están diseñadas para recopilar información de inteligencia, han afectado a entre 10 y 12 empresas, incluyendo a grandes nombres como AT&T, Verizon y Lumen, aunque estas últimas han optado por no comentar sobre el asunto.

Las autoridades estadounidenses y las empresas involucradas siguen investigando cómo se produjo el acceso inicial a las redes de estas compañías.

La falta de claridad sobre el punto de entrada del ataque complica la tarea de expulsar a los intrusos. Según fuentes, los ataques parecen ser parte de una sofisticada operación de inteligencia, lo que ha llevado a la Casa Blanca a establecer un “grupo de coordinación unificado”.

Este equipo está conformado por representantes del FBI, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional y la Agencia de Seguridad Cibernética y de Infraestructura (CISA).

Investigadores han vinculado la intrusión a un grupo apodado Salt Typhoon, que se cree está relacionado con el Ministerio de Seguridad del Estado de China, aunque la investigación continúa para determinar el alcance y la naturaleza del ataque. Un funcionario estadounidense mencionó que existe la preocupación de que los sistemas que gestionan las solicitudes federales de escuchas telefónicas hayan sido objetivos de los ciberataques, lo que podría socavar la vigilancia de Estados Unidos sobre las actividades del gobierno chino.

Recientemente, líderes del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el Partido Comunista Chino enviaron cartas a los directores ejecutivos de las tres empresas afectadas, solicitando información sobre las medidas de seguridad implementadas en respuesta a las filtraciones. La situación resalta la creciente tensión entre Estados Unidos y China en el ámbito de la ciberseguridad y la inteligencia.