Dinamarca y Suecia están en camino de prohibir los matrimonios entre primos hermanos a partir de 2026, inspirados por la reciente legislación de Noruega, que ya ha vetado este tipo de uniones. Esta decisión surge tras una investigación sueca que revela un vínculo entre estas relaciones y un aumento en el riesgo de violencia doméstica y presiones sociales, especialmente hacia las mujeres.
El ministro de Justicia sueco, Gunnar Strömmer, enfatizó que estas uniones a menudo están ligadas a normas opresivas que limitan las libertades individuales. En Suecia, aunque se estima que entre 140 y 150 personas están casadas con primos, se sospecha que el número real es mayor y que muchas de estas uniones son arregladas por las familias.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, también apoyó la iniciativa, subrayando la importancia de abordar la cuestión desde una perspectiva de derechos humanos. La propuesta busca proteger la libertad y la autonomía de las personas involucradas.
El modelo noruego, que prohíbe matrimonios entre parientes cercanos, podría servir de referencia para otros países europeos, incluido el Reino Unido, donde estos matrimonios son legales pero poco comunes. Columnistas británicos han comenzado a abogar por legislaciones similares, argumentando que la prohibición no solo protege a las mujeres, sino que también puede ayudar a reducir estructuras patriarcales en comunidades donde estas uniones son más frecuentes.