El expresidente Donald Trump pidió el uso de la pena de muerte para los inmigrantes que asesinen a ciudadanos estadounidenses y agentes de la ley durante un mitin de campaña en Reno, Nevada, el pasado viernes. «Por la presente pido la pena de muerte para cualquier migrante que mate a un ciudadano estadounidense o un agente de la ley», declaró Trump, reiterando su posición en un evento similar en Aurora, Colorado, más temprano ese día.

Trump ha manifestado previamente su apoyo a la pena de muerte para traficantes de personas y drogas. Su portavoz no proporcionó comentarios inmediatos sobre estas declaraciones.

Este llamado a la pena capital se enmarca en una retórica antiinmigrante que el expresidente ha intensificado en su campaña, en la que busca oponerse a la vicepresidenta Kamala Harris, a quien ha acusado de ser responsable de las políticas de inmigración de la administración Biden. En sus discursos, Trump ha caracterizado a los inmigrantes como una amenaza para la seguridad y el sustento de los estadounidenses.

Durante su mitin en Aurora, Trump describió la ciudad como «invadida y conquistada» por inmigrantes que ingresan al país de forma ilegal, afirmando que «rescatará» a Aurora y a otras ciudades que, según él, han sufrido esta «invasión». Acusó a Harris de permitir la entrada de «un ejército de pandilleros extranjeros ilegales y criminales migrantes» desde países en crisis.

El alcalde de Aurora, Mike Coffman, un republicano, ha rechazado estas afirmaciones, subrayando que la narrativa de Trump no es precisa. Trump ha promovido afirmaciones similares en otros estados, incluyendo un comentario infundado sobre inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, a pesar de que las autoridades locales desmintieron tales acusaciones.

Estas declaraciones reflejan la continua polarización del discurso político en Estados Unidos en torno a la inmigración y la seguridad.