En el mes de octubre se celebra el día de la integridad académica, exactamente el día 16, esperemos que en este aniversario se fortalezcan estos planteamientos en el contexto de una educación de calidad. Cuando hablamos de integridad, de acuerdo con el International Center for Academic Integrity, nos referimos a la suma de valores como la confianza, honestidad, justicia, responsabilidad, respeto y valentía. Por lo tanto, esta definición se encuentra en el lado positivo de las acciones que nos mejoran como personas y sociedad. Al adoptar estos valores estamos contribuyendo al pensamiento crítico, el cual es fundamental para definirnos en un marco de la verdad. Así mismo, la verdad moral nos indica que debemos actuar en concordancia con lo que decimos, de esta manera, aparece la coherencia como una de las primeras señales que mostramos a nuestros alumnos. Actualmente se cuenta con diversas herramientas que nos permiten encaminar la integridad académica en la escuela como las rúbricas de calificación, cartas descriptivas, normas APA, fechas claves, etc. En estos tiempos complejos, es importante conocer, aplicar y proponer nuevas herramientas, de acuerdo con la evolución de las cosas, por ejemplo, la tan usada inteligencia artificial.

En este contexto, el compromiso docente es fundamental, muchos compartirán la experiencia de recibir comentarios como: “…yo siempre he presentado así mis trabajos y no me han observado nada…”, o “…es la primera vez que afectan mis calificaciones por no poner referencias y citar, creo que no entiende bien su trabajo…”, o quizá, “…es el segundo maestro que me ha observado y noto que los dos tienen el mismo grado académico. Le recuerdo que este no es una carrera de investigación…”. Estos comentarios solo muestran la “normalización” que ha tenido el desuso y desconocimiento de integridad académica en las escuelas. Así mismo, representa una motivación a seguir insistiendo en explicar la forma correcta de hacer las cosas y sus implicancias. Por otro lado, considero que la motivación que podamos transmitir a los alumnos para que sean permeables a estos cambios es igual de importante. Esto se puede lograr con la actualización de nuestros contenidos, incluir temas y ejemplos que les despierte mayor interés.

Otra conclusión a la que he llegado es la falta de buena lectura, la cual hemos asumido con las redes sociales y la ansiedad por saberlo todo muy rápido y sin esfuerzo, es por ello, que, a veces resulta de alejado de nuestra realidad solicitar citas o redactar correctamente las referencias, pues, el contacto con la lectura de nuestras generaciones actuales (en promedio) pareciera que se reduce a las tendencias de las redes sociales. Con ello, parece que no existe la necesidad de confrontar la información con la verdad y tomamos por hecho lo primero que encontramos en los buscadores de internet. No leemos fuentes confiables para entender la razón de estos elementos (citas y referencias), nos parece normal copiar y pegar, no queremos esforzarnos por hacer las cosas con nuestros propios talentos.

Pareciera que esta lucha se estuviera perdiendo, yo considero todo lo contrario, la única forma de vencer es no perder el compromiso con nuestros alumnos, seguir insistiendo, proporcionándoles materiales y cursos sobre la importancia que tienen estos elementos en su formación a través de redes social y medios que ellos utilizan más, hacer campañas de concientización, que ellos se involucren por curiosidad natural no por imposición, crear un manual de actividades (tareas) para que puedan utilizar la tecnología como un medio no un fin, entre tantas cosas que podemos seguir construyendo. Finalizo recalcando la importancia angular del docente en este proceso, porque es una muestra de querer una sociedad mejor. Happy Birthday Integridad Académica!

 

Por el Dr. Manuel Tregear Maldonado

Docente Investigador de la Escuela de Economía y Negocios