La tarde del miércoles 23 de octubre, los vecinos de Tuxtla Gutiérrez se vieron consternados tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Liliana Guadalupe, una niña de tan solo 12 años, quien había sido reportada como desaparecida desde el 19 de octubre.

Liliana se dedicaba a la venta de dulces en las calles del centro de la capital chiapaneca. Su familia, al no tener noticias de ella, acudió a las autoridades para reportar su desaparición. La última vez que fue vista fue en el Barrio Colón, cargando su canasta con dulces, una actividad que realizaba para ayudar económicamente a su hogar.

Tras varios días de búsqueda, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas realizó al menos tres cateos en diferentes domicilios de la zona, donde se presumía que podría haber sido llevada la niña. Fue en uno de estos lugares donde se encontró un cuerpo enterrado en el patio. Al ser llamado el reconocimiento familiar, se confirmó que los restos pertenecían a Liliana.

El hallazgo se realizó alrededor de las 18:00 horas, y se informó que el cuerpo presentaba signos de violencia, sin prendas y con una herida profunda en la garganta. La noticia generó un profundo impacto en la comunidad, que se unió en un clamor por justicia.

Al enterarse de la tragedia, los vecinos se acercaron al lugar y exigieron justicia no solo para Liliana, sino también para otros niños que enfrentan peligros similares en las calles de Tuxtla Gutiérrez. Muchos dejaron veladoras en su memoria, pidiendo a las autoridades que tomen acciones decisivas para proteger a la infancia en la región.

La Fiscalía del Estado ha iniciado una carpeta de investigación y se comprometió a trabajar para dar con el responsable del feminicidio de Liliana Guadalupe, mientras la comunidad se une en su demanda de justicia y seguridad.