Un grupo de científicos ha conseguido reactivar la actividad cerebral de cerdos casi una hora después de que su circulación se detuviera. En algunos casos, lograron mantener esta funcionalidad durante varias horas, gracias a un sorprendente hallazgo realizado por investigadores en China. Este avance supone un importante progreso en la investigación sobre la restauración de la función cerebral tras un paro cardíaco, sugiriendo que los médicos podrían extender el corto tiempo disponible para lograr una reanimación exitosa en pacientes que han sufrido un paro.
El secreto radica en incorporar el hígado intacto del paciente, el órgano encargado de purificar la sangre, al sistema de soporte vital utilizado para reactivar el cerebro. Los resultados de esta investigación han sido publicados en EMBO Molecular Medicine. La interrupción del flujo sanguíneo, conocida como isquemia, puede causar daños irreversibles en el cerebro en cuestión de minutos, lo que limita el tiempo para una reanimación efectiva.
Aunque se sabe que la isquemia multiorgánica influye en la recuperación cerebral tras un paro cardíaco, no se ha investigado a fondo el papel de los órganos individuales en este proceso. Bajo la dirección del doctor Xiaoshun He, de la Universidad Sun Yat-Sen en China, un equipo estudió el papel del hígado en la recuperación cerebral después de una isquemia provocada por un paro cardíaco.
El equipo utilizó 17 cerdos tibetanos enanos de laboratorio para comparar los efectos de la inclusión del hígado en la circulación. Dos grupos fueron sometidos a isquemia cerebral durante 30 minutos; uno también sufrió isquemia hepática, mientras que el otro no. Un tercer grupo sirvió como control, sin isquemia.
Al examinar los cerebros de los cerdos, el grupo control mostró el menor daño, mientras que aquellos sin isquemia hepática presentaron menos daño cerebral en comparación con los que sí la tuvieron. La investigación avanzó al intentar incorporar un hígado intacto en un sistema de soporte vital para reanimar cerebros extirpados de cerdos sacrificados. Aunque es improbable que este método se use en humanos, ofrece pistas sobre posibles escenarios de reanimación.
El sistema de soporte vital incluía un corazón y pulmones artificiales que bombeaban fluido a través del cerebro. En algunos casos, se integró un hígado de cerdo, formando la llamada «máquina de perfusión normotérmica cerebral asistida por hígado». Los cerebros se conectaron al sistema 10 minutos después de iniciar el procedimiento. Sin el hígado, la actividad cerebral surgió tras 30 minutos, pero disminuyó con el tiempo. Al experimentar con distintos retrasos, encontraron que al añadir el hígado a los 50 minutos, el cerebro mantuvo actividad eléctrica durante seis horas, mientras que en aquellos privados de oxígeno durante 60 minutos, la actividad duró solo tres horas.
Estos hallazgos sugieren que el hígado tiene un papel crucial en el daño cerebral tras un paro cardíaco, abriendo nuevas vías de investigación que podrían mejorar las tasas de supervivencia y recuperación en humanos.