En un giro sorprendente en su carrera, Ariana Grande ha revelado que planea reducir drásticamente su ritmo en la música pop para dedicarse más al teatro musical, su pasión inicial. A los 31 años y en la cúspide de su éxito en la música, la cantante y actriz confesó que este cambio está inspirado por su participación en la película de «Wicked», un proyecto que le ha permitido reconectar con sus raíces artísticas y replantear sus prioridades profesionales.
Durante una entrevista en el podcast Las Culturistas, Ariana sorprendió a sus seguidores con una declaración impactante: «Voy a decir algo muy aterrador, que asustará muchísimo a mis fans, pero los amo, y lo aceptarán». La estrella aclaró que, aunque siempre hará música y se subirá al escenario, «no creo que hacerlo al ritmo que lo he estado haciendo durante los últimos 10 años, sea lo que veo para los próximos 10 años».
Grande comenzó su carrera a los 15 años en Broadway con el musical 13, y aunque se ha convertido en una de las voces más reconocidas del pop, confesó que el teatro es «mi corazón». «Reconectarme con esta parte de mí que empezó en el teatro musical y que ama la comedia… me cura hacerlo», dijo sobre la experiencia sanadora de regresar al escenario teatral, algo que ha sido clave en su evolución personal y profesional.
Además de reducir su ritmo en la música, Ariana planea enfocarse en su faceta como actriz, explorando papeles en los que pueda aportar algo significativo y respetar el material. En la entrevista, expresó su deseo de trabajar en proyectos que no solo sean importantes para su carrera, sino que también le permitan desarrollar sus habilidades de manera libre y auténtica.
Después de haber lanzado seis álbumes en siete años, Ariana reflexionó sobre el frenético ritmo que ha tenido que mantener en la industria de la música pop. Ahora, con la experiencia y la perspectiva adquirida al interpretar a Glinda en Wicked, se siente entusiasmada por la idea de una carrera más pausada, enfocada en el teatro y proyectos significativos a largo plazo.
A pesar de su estatus como superestrella, Ariana enfrentó una sorpresa inesperada al tener que audicionar para el codiciado papel de Glinda en Wicked, un rol que previamente fue interpretado por la aclamada Kristin Chenoweth en Broadway. En una entrevista con el New York Times, la cantante compartió cómo algunos de sus colaboradores le recomendaron no audicionar, sugiriendo que su carrera ya estaba establecida. Sin embargo, Ariana insistió en que «esto es algo que hay que ganarse». Con esa convicción, se lanzó al proyecto con toda la fuerza posible, mostrando su dedicación a seguir demostrando su talento.
Para Ariana, este momento representa un redescubrimiento personal y artístico, al volver a sus orígenes en el teatro musical. Al reducir su ritmo en la música y abrazar su renovada pasión por la actuación, la artista busca autenticidad y propósito en su carrera, recordando que, en ocasiones, la mejor manera de avanzar es volver a donde todo comenzó.