La invasión rusa a Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022, ha desencadenado el conflicto más grande en Europa en lo que va del siglo XXI, con un impresionante despliegue de armamento de ambos bandos. Mientras Rusia ha recurrido a una amplia variedad de armas, incluyendo tanques, misiles hipersónicos y bombas termobáricas, Ucrania ha contado con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados, quienes le han proporcionado avanzados sistemas de armas.
En los primeros días de la guerra, Rusia invadió Ucrania con una fuerza militar masiva, utilizando tanques, vehículos blindados, cañones autopropulsados y aviones de combate como los bombarderos Su-34. También desplegó misiles hipersónicos y bombas termobáricas, además de misiles balísticos Tochka-U, modelos fabricados en la era soviética. En respuesta, Ucrania ha empleado armamento similar, como los tanques T-80 y cazabombarderos Su-27, pero también ha contado con el apoyo de sistemas de armas occidentales.
Al principio del conflicto, los lanzamisiles antitanque Javelin y los sistemas antiaéreos Stinger de fabricación estadounidense fueron fundamentales para las tropas ucranianas. Estos fueron acompañados por los misiles NLAW, fabricados por el Reino Unido y Suecia, y los Panzerfaust 3 de Alemania. Además, Ucrania utilizó drones Bayraktar, fabricados en Turquía, y los drones suicidas Switchblade, de Estados Unidos.
En términos de artillería, Estados Unidos proporcionó los obuses M777 y el sistema de lanzamiento múltiple de misiles HIMARS, que ha sido particularmente efectivo en la destrucción de objetivos a larga distancia. Francia y Alemania también suministraron obuses de largo alcance, como los Caesar y los Panzerhaubitze 2000, respectivamente, mientras que el Reino Unido envió los lanzacohetes M270. Estos sistemas de artillería han sido esenciales para repeler las ofensivas rusas y cambiar el curso de la guerra.
En 2023, después de extensas negociaciones, Occidente autorizó el envío de tanques modernos a Ucrania. Alemania envió los tanques Leopard 1 y 2, mientras que Estados Unidos y el Reino Unido también desplegaron sus propios modelos, los Abrams y los Challenger 2, respectivamente. Estos tanques, junto con los sistemas de artillería, han mejorado significativamente la capacidad de Ucrania para enfrentarse a las fuerzas rusas.
En 2024, Ucrania recibió un refuerzo crucial: los aviones de combate F-16, de fabricación estadounidense, que fueron proporcionados inicialmente por Dinamarca. Estos cazas se suman a la lista de armas que han aumentado la potencia aérea de Ucrania, aunque aún siguen siendo una fracción de la fuerza aérea rusa.
Sin embargo, uno de los desarrollos más recientes y significativos ha sido la entrega de los misiles de largo alcance ATACMS. Fabricados por Lockheed Martin, estos misiles tienen un alcance de hasta 300 kilómetros y pueden portar una ojiva de hasta 170 kilogramos de explosivos. Su llegada en octubre de 2023 representó un cambio crucial en la estrategia militar ucraniana, y en noviembre de 2024, tras la autorización de su uso contra objetivos en territorio ruso, Ucrania lanzó su primer ataque en la región de Bryansk, un avance importante en la escalada del conflicto.
Además de los misiles ATACMS, Estados Unidos también permitió el envío de minas antipersonal a Ucrania por primera vez desde el comienzo del conflicto, lo que ha generado controversia en el ámbito internacional debido a las implicaciones humanitarias.
A lo largo de la guerra, el apoyo militar occidental ha permitido a Ucrania equilibrar, en parte, las desventajas iniciales frente a la imponente maquinaria de guerra rusa. En términos de poder militar, Rusia comenzó el conflicto con una ventaja abrumadora, con un presupuesto de defensa de más de US$45,000 millones frente a los US$4,700 millones de Ucrania, y una fuerza de soldados y equipos muy superior. Sin embargo, gracias a la ayuda internacional, Ucrania ha logrado mantenerse firme en la lucha, mejorando su capacidad de defensa y contraataque.
El panorama ha cambiado drásticamente en estos dos años de guerra, con Ucrania aumentando su número de soldados regulares y reservistas. Mientras tanto, Rusia también ha ampliado su ejército, pero el apoyo occidental a Ucrania sigue siendo un factor clave para que el país mantenga su resistencia frente a la invasión rusa.