El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha dado un paso más en su plan para frenar la migración irregular desde México mediante el despliegue de nuevas boyas en el Río Bravo (río Grande). Este proyecto forma parte de la Operación Lone Star, una iniciativa multimillonaria lanzada en 2021 para reforzar la seguridad fronteriza en el estado. A pesar de los crecientes desafíos legales y las objeciones de la administración Biden, Abbott ha afirmado que las boyas son una herramienta crucial para disuadir los cruces ilegales.
Las nuevas boyas fueron instaladas en áreas de alto tráfico cerca del Parque Shelby, con el objetivo de controlar el flujo migratorio en el río, uno de los puntos de entrada más críticos en la frontera sur de EE. UU. Según fuentes locales, el despliegue de estas barreras flotantes comenzó en junio de 2023, con una primera sección de 300 metros en Eagle Pass, una localidad fronteriza que ha experimentado un aumento significativo de cruces de migrantes.
Este esfuerzo ha sido un punto de fricción entre el estado de Texas y el gobierno federal. La administración Biden demandó a Texas por la construcción de las boyas sin el permiso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. Sin embargo, un tribunal federal falló a favor del estado, aunque se espera que el caso llegue a la Corte Suprema de EE. UU. La controversia ha acentuado las diferencias políticas sobre la migración, especialmente en un contexto de creciente presión sobre la frontera sur.
A pesar de las críticas, Abbott ha continuado implementando su plan, que también incluye la colocación de cables de acero, cercas de alambre y un mayor número de oficiales armados. «Las boyas están aquí para quedarse», declaró el gobernador en sus redes sociales, resaltando que su objetivo es proteger a los ciudadanos de Texas y asegurar que los cruces ilegales disminuyan de manera significativa.
Además de las boyas, la Operación Lone Star ha involucrado el despliegue de soldados de la Guardia Nacional y oficiales de policía armados para arrestar a migrantes por cargos de allanamiento. El plan también incluye la instalación de alambradas de espino y el monitoreo de áreas clave, como parte de un esfuerzo por reducir el número de encuentros con migrantes, que hasta julio de 2024 habían superado los 270,000 en esta zona específica.
La postura de Abbott y su equipo es clara: la situación en la frontera sigue siendo una «crisis» que requiere medidas extremas para garantizar la seguridad en Texas. Mientras el debate legal y político continúa, la tensión sobre cómo manejar la migración en la frontera sur de EE. UU. se intensifica, con perspectivas que podrían cambiar si el republicano Donald Trump regresa a la Casa Blanca, donde ya ha mostrado su interés por implementar políticas aún más estrictas sobre el control fronterizo.