La última Luna Llena del año, conocida como la «Luna Fría», fue visible en todo su esplendor durante el 16 y el 17 de diciembre. Este evento astronómico, que se produce justo antes del inicio del invierno en el hemisferio norte, ha cautivado a la humanidad desde tiempos ancestrales, quienes observaban sus fases con atención, buscando comprender su impacto en la vida cotidiana.
El nombre «Luna Fría» proviene de las comunidades indígenas de América del Norte, que asociaban esta luna llena con las bajas temperaturas que acompañan la llegada de la estación invernal. Aunque la ciencia moderna no respalda las teorías sobre su influencia en el comportamiento humano, el interés por las fases lunares sigue siendo una constante. Durante esta fase, el satélite natural de la Tierra se presenta completamente iluminado, siendo la mitad de su ciclo lunar, que tiene una duración de 29.5 días.
Este fenómeno se dio el 15 de diciembre, y fue observable en su punto máximo durante la noche del 16, ofreciendo a los observadores la última oportunidad de disfrutar de este espectáculo natural antes de la llegada del Año Nuevo. No obstante, la Luna Llena no coincidirá con las festividades de fin de año, por lo que no iluminará las celebraciones navideñas.
A partir del 18 de diciembre, la Luna comenzará a entrar en su fase de menguante, donde su luz disminuye gradualmente, dejando paso a la fase de cuarto menguante, que se alcanzará el 23 de diciembre. Este ciclo lunar cierra el 2024 y da la bienvenida a nuevas oportunidades astronómicas en el horizonte.