El presidente electo de EE. UU., Donald Trump, volvió a plantear este miércoles la polémica idea de convertir a Canadá en el 51º estado de Estados Unidos, considerándola como una ‘idea excelente’. En un mensaje publicado en su red social Truth Social, Trump destacó que muchos canadienses estarían a favor de la propuesta, ya que, según él, ahorrarían masivamente en impuestos y protección militar. Además, en tono entusiasta, añadió: «¡Creo que es una gran idea! ¡Estado 51!»

La propuesta surge en un contexto de creciente tensión política en Canadá, que atraviesa una crisis interna tras la renuncia del número dos del gobierno, por desacuerdos con el primer ministro Justin Trudeau sobre cómo gestionar la guerra económica que se avecina con Estados Unidos. A este panorama se suman las declaraciones de Trump sobre la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 25% a las importaciones de Canadá, lo que ha generado inquietud en el país vecino, que depende de las exportaciones a EE. UU. para su economía.

Una encuesta realizada la semana pasada por el Instituto Leger reveló que el 13% de los canadienses estarían a favor de que su país se convierta en un estado de EE. UU. Trump mencionó la idea por primera vez durante una cena con Trudeau a finales de noviembre, bromeando sobre que, si Canadá no podía asumir los aranceles, debería unirse a Estados Unidos. Desde entonces, se ha referido repetidamente al primer ministro canadiense como gobernador, título utilizado en EE. UU. para el jefe de un estado.

Esta propuesta ha sido recibida con críticas por parte de los políticos canadienses, quienes consideran las declaraciones de Trump como una amenaza o una humillación. A pesar de esto, el nuevo ministro de Economía canadiense, Dominic LeBlanc, afirmó que las conversaciones con el equipo de Trump siguen siendo «productivas», destacando el compromiso de Canadá con garantizar la seguridad de la frontera, tal como lo exige el presidente electo. Para ello, el gobierno canadiense ha presentado un plan de 1.300 millones de dólares en seis años para fortalecer la seguridad fronteriza.

Esta nueva controversia entre ambos países refleja las tensiones que continúan marcando las relaciones comerciales y políticas entre EE. UUy Canadá, mientras la incertidumbre sobre las futuras políticas económicas y comerciales sigue creciendo.