Recientemente, se ha revelado una fosa común en las afueras de al-Qutayfa, una ciudad situada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, que podría ser una de las más grandes del mundo. Este macabro hallazgo, que incluye hasta 100,000 cadáveres, es el resultado de las atrocidades cometidas durante la guerra civil siria, bajo el régimen de Bashar al-Assad.

La fosa, ubicada en una zona militarizada y rodeada por muros de concreto, ha estado oculta a plena vista durante más de una década. Testigos locales describen cómo, durante los primeros años de la guerra, excavadoras y camiones refrigerados llegaban en la oscuridad de la noche para depositar los cuerpos de los opositores del régimen. A pesar de los intentos del régimen de borrar las huellas de este crimen, la evidencia persiste. Según residentes de al-Qutayfa, el número de víctimas enterradas allí podría superar las 100,000, convirtiéndola en una de las fosas más grandes y devastadoras de la historia reciente.

Lo que comenzó como el enterramiento de prisioneros políticos se transformó en una operación sistemática para silenciar cualquier forma de disidencia. Las autoridades locales revelan que la Tercera División del ejército sirio, leal al régimen de Assad, fue la encargada de supervisar la ejecución y ocultamiento de las víctimas en este sitio. Testimonios apuntan a la complicidad de oficiales militares de alto rango, algunos de los cuales aún permanecen en Siria, mientras otros se han refugiado en Moscú.

A pesar de la magnitud de la tragedia, el gobierno actual de Siria no ha dado indicios de que se realicen investigaciones exhaustivas o exhumaciones para confirmar la cantidad de víctimas. En el pueblo, la indignación y el dolor son palpables. Muchos habitantes aún buscan respuestas, pues familiares desaparecidos durante la guerra siguen sin ser hallados. Mientras tanto, la esperanza de justicia se desvanece, ya que el camino hacia la rendición de cuentas parece ser lento y incierto.

Este descubrimiento reaviva las angustiosas memorias de millones de sirios que han perdido a seres queridos, y pone de relieve la necesidad urgente de justicia para las víctimas del régimen. La búsqueda de respuestas, aunque dificultosa, continúa siendo la única esperanza para aquellos que aún aguardan el regreso de los desaparecidos.