El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un fuerte pronunciamiento sobre las políticas relacionadas con la identidad de género en su primer discurso tras ganar las elecciones. En un evento dirigido a jóvenes conservadores en Phoenix, Arizona, Trump se comprometió a revertir varias de las políticas progresistas sobre derechos de las personas transgénero implementadas durante la administración anterior.
Trump anunció que en su primer día de mandato firmará varias órdenes ejecutivas para poner fin a lo que calificó como «la locura transgénero». Entre las acciones mencionadas, se incluyen medidas para prohibir la «mutilación sexual infantil», sacar a las personas transgénero de las fuerzas armadas y expulsarlas de las escuelas primarias y secundarias de todo el país. Además, Trump reafirmó su postura sobre los deportes femeninos, prometiendo mantener a los hombres fuera de estos y estableciendo como política oficial del gobierno de Estados Unidos que solo existan dos géneros: masculino y femenino.
Estas declaraciones reavivaron el debate sobre los derechos y la inclusión de la comunidad transgénero, un tema que ha polarizado la política estadounidense en los últimos años. Mientras que los estados gobernados por demócratas han impulsado leyes que protegen los derechos de las personas trans, los estados republicanos han tomado posturas más restrictivas, especialmente en temas como el acceso a tratamiento médico y la presencia de contenido sobre género en las escuelas.
«Una nueva era está por comenzar», aseguró Trump, al hablar sobre su visión para el país tras asumir la presidencia. Según el mandatario, su gobierno marcará el fin de «cuatro largos y horribles años de fracaso, incompetencia y decadencia nacional» y dará paso a una «nueva era de paz, prosperidad y grandeza». Esta promesa de cambio también incluye sus amenazas contra los cárteles mexicanos y la intención de retomar el control del Canal de Panamá.
Con estas afirmaciones, Trump no solo reafirma su agenda conservadora sobre temas de género, sino que también se plantea como un líder dispuesto a transformar profundamente las políticas internas de Estados Unidos en su segundo mandato. Sin embargo, su postura en torno a los derechos de las personas trans sigue siendo un tema de controversia, especialmente en un momento en que los derechos civiles y las políticas inclusivas están bajo creciente escrutinio en el país.