Ucrania invita a los soldados norcoreanos que luchan junto a los rusos a rendirse a las tropas de Kiev con panfletos de estética soviética y mensajes grabados en coreano que se emiten desde altavoces montados en drones, según explicó a EFE el portavoz del órgano del Estado ucraniano que se ocupa de los prisioneros de guerra, Petró Yatsenko.

“El contenido se envía a nuestras unidades, que lo imprimen y lo hacen llegar detrás de las líneas enemigas de la forma que creen más conveniente”, dijo Yatsenko, que señaló que los folletos han sido elaborados con ayuda de ciudadanos surcoreanos y de exiliados norcoreanos conocedores de la psicología de esa sociedad y suelen colocarse enrollados dentro de vainas de munición de forma que queden esparcidos por el campo de batalla al caer los proyectiles.

El idioma no es la única novedad de esta herramienta para fomentar la deserción entre el enemigo. La inteligencia militar ucraniana se dirige a los soldados rusos y a los extranjeros de otros países reclutados para luchar en las filas de Moscú a través de mensajes de Telegram.

Pero muy probablemente los soldados norcoreanos no tengan acceso a teléfonos móviles ni la menor experiencia en el uso de internet, explicó Yatsenko, lo que ha llevado a Ucrania a recurrir a métodos arcaicos más propios de la II Guerra Mundial para intentar llegar hasta ellos.

Instrucciones para entregarse

Los folletos están impresos por dos caras. En una de ellas se ofrece a los norcoreanos en su idioma una serie de instrucciones sobre qué deben hacer para rendirse y salvar su vida.

El primero de los pasos es soltar el arma, para después hacerse con un trozo de tela o material blanco que han de levantar con una de las dos manos al acercarse a las tropas ucranianas. El último paso para poder ser tomados como prisioneros y salvar sus vidas es tumbarse boca abajo en el suelo.

Cada una de las instrucciones va acompañada de un sencillo dibujo que apoya gráficamente la explicación.

“Si logramos salvar una sola vida, que un solo soldado norcoreano se entregue, nos daremos por satisfechos”, dijo Yatsenko, que destacó también el gran valor que tendría poder obtener información sobre estos combatientes enviados a combatir a Rusia por uno de los regímenes más herméticos del mundo.

Una foto de Kim Il-sung

La otra cara de los panfletos está presidida, como muchos espacios públicos en el país de origen de la audiencia a los que van dirigidos, por una imagen del fundador de la República Popular Democrática de Corea y de la dinastía familiar que la gobierna desde el primer día, Kim Il-sung.

Un mensaje escrito en coreano debajo del retrato sonriente les recuerda a los soldados una de las máximas que les legó el abuelo de su actual líder, Kim Jong-un: que no deben morir al servicio de un poder imperialista, como, a ojos de los ucranianos, lo es Rusia.

Una apelación directa incide en este argumento en la otra mitad del folleto. “Camarada del Ejército Popular de Corea: Te han enviado a 7.000 kilómetros de casa por los intereses imperialistas de Rusia. Pero tu obligación de verdad es seguir vivo y cuidar de tu familia. ¡Salva tu vida!”

Por último, debajo de este texto se informa a los militares norcoreanos del tratamiento que recibirán como prisioneros de guerra. “Tres comidas al día. Asistencia médica. Un entorno de vida cómodo” y lo que puede ser aún más importante: la posibilidad de decidir entre “regresar a casa o quedarse y pedir asilo político”. EFE