Este sábado, el papa Francisco sufrió una crisis respiratoria en el hospital Gemelli, en Roma, por lo que el Vaticano dio a conocer que su estado es “crítico”. Los médicos tuvieron que suministrarle oxígeno y realizarle una transfusión de sangre debido a una fuerte anemia.
En un encuentro con la prensa, el cirujano Sergio Alfieri y el doctor Luigi Carbone, ambos responsables de su cuidado, hablaron sobre el riesgo más grave al que se enfrenta Jorge Bergoglio.
El cirujano Alfieri mencionó que el principal riesgo es la sepsis (o septicemia). Esta condición se produce si los gérmenes de los pulmones pasan a la sangre. La sepsis puede ocasionar una caída de la presión arterial, lo que genera un shock. Además, puede afectar el funcionamiento de órganos vitales como los riñones, el hígado, los pulmones y el sistema nervioso central.
Los síntomas de la sepsis no son causados por los microorganismos en sí, sino por la respuesta química del cuerpo. Cualquier infección bacteriana, como una neumonía, puede activar esta reacción. En este caso, el Papa Francisco padece una neumonía bacteriana, lo que aumenta el riesgo.
El Papa Francisco está consciente de su situación
El equipo médico indicó que el papa Francisco está al tanto de la seriedad de su estado. Siempre ha querido saber la verdad sobre su salud. A pesar de la gravedad, están reduciendo algunos medicamentos y está respondiendo a la terapia.
Hasta el momento, el pontífice no está conectado a máquinas. Recibe oxígeno a través de prótesis nasales que le permiten respirar espontáneamente. Además, pasa parte del día sentado en un sillón y, el viernes pasado, fue a rezar en la capilla de su suite en el hospital Gemelli.
Los médicos destacaron que el papa permanecerá en el hospital el tiempo necesario. Sin embargo, cuando se recupere, regresará a su residencia de Santa Marta, en el Vaticano. En cuanto a su enfermedad, el doctor indicó que la parte aguda se resolverá, pero la crónica podría continuar, como la bronquitis que padece desde hace tiempo.