Desde hace tres años, alrededor de 600 millones de mujeres y niñas viven en países afectados por conflictos armados. Lo anterior representa un aumento del 50 por ciento en solo cinco años. Esta situación pone en riesgo su seguridad, especialmente en temas de violencia de género y sexual, crisis humanitaria y despojo.

Un informe del Secretario General de la ONU, António Guterres, resaltó que los derechos de las mujeres “penden de un hilo”. Lo anterior, porque la violencia en las guerras, mayormente controladas por hombres, es alarmante. Según la ONU, los casos de abuso sexual en conflictos bélicos aumentaron un 50 por ciento.

El informe destacó que el 35 por ciento de las niñas víctimas de estos abusos sufrieron violaciones graves. En Sudán, los enfrentamientos renovaron la violencia sistemática en Darfur, evocando recuerdos del genocidio ocurrido hace 20 años.

Crecimiento de regímenes autoritarios y misoginia

La ONU también advirtió sobre el crecimiento de regímenes autoritarios en todo el mundo. La misoginia se ha convertido en un factor común en estos gobiernos. Entre 2020 y 2022, la violencia de género contra mujeres líderes también se duplicó.

Dicho aumento de la violencia estaría desalentando la participación femenina en la vida pública y reforzando su exclusión estructural en varios países. Conflictos en Etiopía, Sudán, Kosovo, Myanmar y Libia han excluido en gran medida a las mujeres de los diálogos políticos.

Un caso es Afganistán, donde los talibanes impusieron más de 50 decretos que restringen sus derechos. En muchos países, como Ucrania, Haití, Congo, Siria, Yemen, Gaza y el Sahel africano, las mujeres siguen siendo privadas de sus derechos.

Desplazamiento y apatridia de las mujeres

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estimó que, debido a los conflictos, 117 millones de féminas están en situación de desplazamiento o apatridia. La ONU Mujeres también mencionó que el gasto militar global alcanzó los 2.2 billones de dólares, una cifra superior a las inversiones en el desarrollo de la paz.

En este contexto, el número de mujeres que requieren asistencia humanitaria y alimentaria ha aumentado un 25 por ciento. Esta es una de las peores crisis registradas. La crisis, sin embargo, no es irreversible.

El informe sostuvo que la participación de las mujeres en los procesos de paz mejora la sostenibilidad y durabilidad de los acuerdos. Para abordar esta crisis, solicitó un compromiso financiero de 300 millones de dólares para organizaciones de mujeres en situaciones de crisis durante los próximos tres años.