El cerebro, cuando está en formación, es capaz de reajustar sus estructuras y sus funciones cuando falta una parte del cuerpo desde el nacimiento, según ha demostrado un equipo internacional de investigadores al comprobar cómo reorganiza sus mapas sensoriales en ausencia de estímulos táctiles.
Lo anterior, de acuerdo con el estudio publicado en la revista Nature Communications. Según esto, el cerebro puede reorganizar sus mapas sensoriales en ausencia de estímulos táctiles.
Estos resultados ofrecen nuevos conocimientos sobre cómo una persona que nace sin una parte de su cuerpo reorganiza funciones sensoriales, lo que podría mejorar la rehabilitación en casos de malformaciones congénitas o pérdidas sensoriales tempranas.
El equipo de investigación del Instituto de Neurociencias, en colaboración con el CSIC y la Universidad Miguel Hernández de Elche, descubrió que el cerebro en desarrollo puede reorganizarse cuando el sentido del tacto se ve afectado.
Reorganización en la corteza somatosensorial
La corteza somatosensorial, responsable de procesar las sensaciones del cuerpo, tiene la capacidad de modificar su estructura y funcionalidad. Este proceso ocurre en respuesta a la falta de estímulos táctiles desde el nacimiento.
El estudio utilizó un modelo de ratón sin los bigotes principales, esenciales para roedores como las manos para los humanos. Los investigadores observaron que, en su ausencia la región cerebral que normalmente procesa esa información desaparecía casi por completo.
La región del cerebro responsable de procesar los estímulos de los bigotes del labio superior, más pequeños y numerosos, se expandió para ocupar el espacio dejado por los bigotes principales. Este fenómeno solo ocurre cuando la pérdida sensorial sucede antes del nacimiento.
Reorganización genética y funcional
El análisis genético y bioinformático reveló que el tálamo, la parte del cerebro que procesa la información táctil, adoptó un perfil genético similar al de los bigotes principales. Esto facilitó la reorganización cortical.
Además de los cambios estructurales, la reorganización también tuvo un impacto funcional. Los bigotes pequeños del labio adquirieron una capacidad que antes era exclusiva de los bigotes principales: discriminar texturas.
Los experimentos de comportamiento mostraron que los ratones adultos que nacieron sin los bigotes principales fueron capaces de diferenciar superficies rugosas y lisas. Esto, utilizando únicamente los bigotes del labio.
El tálamo: un centro clave en la reorganización sensorial
Un hallazgo clave es que la reorganización de los mapas sensoriales no depende de la actividad en el tálamo. Más bien, de cambios en su perfil genético. El tálamo, tradicionalmente visto como un simple transmisor de información, juega un papel más complejo. Actúa como un centro de integración sensorial donde convergen todos los sentidos, excepto el olfato.
Este estudio refuerza el papel del tálamo en la plasticidad cerebral y en la reorganización de la información táctil. Estos hallazgos pueden tener importantes aplicaciones para la rehabilitación de personas con pérdidas sensoriales o malformaciones congénitas.