Israel reanudó los bombardeos en distintos puntos de la Franja de Gaza. La ofensiva dejó más de 400 muertos hasta las 5 de la tarde del martes.

Fue la mañana del 18 de marzo cuando la oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció que dio órdenes a su Ejército de romper el acuerdo de alto al fuego. Lo anterior, bajo el pretexto de falta de progreso en las conversaciones para extender la tregua y rechazar ofertas de mediación.

Por su parte, las Fuerzas de Defensa y la Agencia de Seguridad de Israel notificaron que llevarían a cabo “ataques extensos” en objetivos de Hamas en Gaza.

Hamás se había negado a extender la primera fase del acuerdo. Esto, porque consideraba que, con esa medida, Israel quería “evitar comprometerse a poner fin a la guerra”.

Hamás denuncia muerte de mando

Ante los hechos, el funcionario de Hamás, Basem Naim, acusó a Israel de “terminar unilateralmente el alto al fuego”. La decisión de Netanyahu, dijo, pone a los cautivos en Gaza “en riesgo de un destino desconocido”.

Además, denunció la muerte de su jefe en el enclave, Esam al Dalis, así como otros tres líderes del grupo.

Tras los hechos, el Ministerio de Exteriores de Qatar, mediador en la tregua en la Franja de Gaza, junto a Egipto y Estados Unidos, recalcaron la “urgente necesidad de reanudar el diálogo para implementar las etapas del acuerdo”. También condenaron la agresión y la consideraron un “flagrante desafío a la voluntad internacional de apoyar la paz”.

Durante la primera etapa de alto al fuego 25 rehenes fueron entregados a Israel, así como ocho cadáveres; por su parte, Hamás recibió a casi 2 mil prisioneros palestinos.