Miles de personas salieron a las calles de Dinamarca este sábado para manifestarse en apoyo a Groenlandia. Las protestas también expresaron su rechazo a las presiones de Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, para adquirir dicho territorio.
Alrededor de 2 mil personas se congregaron frente a la Embajada de Estados Unidos en Copenhague. Mientras tanto, en Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca, cerca de mil manifestantes mostraron su solidaridad con la isla ártica.
“Groenlandia está bajo una presión desproporcionada de Estados Unidos. Siempre ha sido un país pacífico y nunca habíamos vivido una crisis como esta”, afirmó Henriette Berthelsen, una de las organizadoras en Copenhague.
Las protestas ocurrieron un día después de la polémica visita del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, a la base militar estadounidense de Pituffik, en el noroeste de Groenlandia.
La visita de Vance se produjo poco después de que se cancelara un viaje de su esposa, Usha Vance, a Nuuk y Sisimiut. Su cancelación ocurrió tras críticas de los gobiernos danés y groenlandés por realizarse en un momento en que Groenlandia no tenía gobierno después de las elecciones recientes.
“Fue una fea manera de comportarse. Llegaron con aviones Hércules enormes, personal de seguridad y coches blindados, como si fueran turistas. Fue un intento de manipulación y no debemos aceptarlo”, declaró Berthelsen, quien admitió sentir miedo por lo que pueda ocurrir.
Mensajes contra Trump
Durante la manifestación en Copenhague, se exhibieron pancartas con mensajes como “Groenlandia es de los groenlandeses” y críticas a Trump. Entre los oradores estuvieron el exlíder socialdemócrata Mogens Lykketoft y Pelle Dragsted, portavoz de la Lista Unitaria.
Tras visitar Pituffik, Vance criticó la gestión danesa en Groenlandia; por ello, sugirió que a los groenlandeses les convendría más formar parte de Estados Unidos.
“Creemos que los groenlandeses elegirán la independencia de Dinamarca y, desde ahí, comenzaremos conversaciones con ellos”, afirmó Vance.
Por su parte, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó las críticas de Vance como “injustas”. El ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, las consideró “inapropiadas” y exhortó a Estados Unidos a “mirarse al espejo”.