El róver Perseverance de la NASA, que recorre el cráter Jezero en busca de indicios de vida microbiana pasada en Marte, hizo un descubrimiento que desconcertó al mundo científico: halló una roca que evidenciaría el contacto con agua en algún momento en la historia del planeta rojo.

El descubrimiento ocurrió tras detectar una piedra de textura inusual bautizada como “Bahía de San Pablo”. En esta, cientos de pequeñas esferas de color gris oscuro pueblan la superficie; algunas con diminutos orificios y otras en forma alargada o fracturada, como si se tratara de burbujas pétreas.

Fue el pasado 11 de marzo cuando el róver estaba explorando Broom Point, en las laderas inferiores de Witch Hazel Hill. Al respecto, es importante mencionar que este es un afloramiento rocoso de más de 101 metros ubicado en el borde del Jezero.

Tras el hallazgo, la comunidad científica busca desentrañar el proceso geológico que dio origen a la peculiar formación.

No es el primer encuentro de rocas en Marte

Este no es el primer encuentro con formaciones esféricas en Marte. En 2004, el rover Opportunity descubrió en Meridiani Planum los famosos “arándanos marcianos”, pequeñas concreciones de hematita formadas por la acción del agua.

Posteriormente, el rover Curiosity halló esférulas similares en las rocas de la bahía de Yellowknife, en el cráter Gale. Estos descubrimientos anteriores sugirieron la presencia de agua líquida en el pasado de Marte.

La teoría para la formación de las esférulas es la de las concreciones; este es un proceso en el que minerales disueltos en agua subterránea se precipitan y acumulan alrededor de un núcleo. Por ello, se forman estructuras esféricas dentro de los poros de la roca.

Sin embargo, los científicos no descartan otras posibles explicaciones para el origen de las esferas. En la Tierra, formaciones similares pueden surgir del enfriamiento de gotas de roca fundida durante erupciones volcánicas o por la condensación de roca vaporizada tras el impacto de un meteorito.