Corea del Sur destituye a su presidente
Yoon Suk Yeol, presidente de Corea del Sur, fue oficialmente destituido este viernes por la Corte Constitucional. La decisión llega cuatro meses después de que decretara la ley marcial y enviara soldados al Parlamento, en un intento fallido por resolver una crisis legislativa.
La Corte emitió un veredicto unánime más de tres meses después de que la Asamblea Nacional aprobara el juicio político. Esta, controlada por la oposición, consideró que Yoon había violado la Constitución y puesto en peligro el orden democrático.
Con la destitución, Corea del Sur deberá organizar elecciones nacionales en menos de dos meses. Las encuestas actuales muestran como favorito a Lee Jae-myung, líder del Partido Demócrata y principal figura de la oposición liberal.
La reacción ciudadana no se hizo esperar. En Seúl, frente al antiguo palacio real, miles de personas celebraron la decisión. Manifestantes anti-Yoon lloraron, bailaron y corearon consignas. Algunas personas se abrazaron entre lágrimas, mientras otros saltaban de emoción.
Ley marcial provocó una crisis nacional
El pasado 3 de diciembre, Yoon Suk Yeol sorprendió al país al declarar la ley marcial. Justificó su acción como un intento por mantener el orden institucional, aunque la Asamblea Nacional estaba por debatir un decreto suyo.
El mandatario ordenó el despliegue de cientos de soldados y policías en el Parlamento. Sin embargo, informes posteriores revelaron que buscaba impedir la votación del Congreso. Altos mandos militares y policiales confirmaron que recibieron instrucciones para retirar a los legisladores.
Este acto provocó una reacción inmediata. Millones de personas salieron a las calles, unas para rechazar a Yoon y otras para defenderlo. Las protestas sacudieron a Corea del Sur, aumentando la polarización en la sociedad.
Con la destitución consumada, analistas temen que los seguidores del expresidente intensifiquen sus protestas. La Corte Constitucional advirtió sobre la necesidad de preservar la estabilidad democrática y respetar el proceso electoral que se avecina.
La historia de Yoon, que comenzó con promesas de orden y autoridad, termina entre divisiones y caos institucional. Ahora, Corea del Sur enfrenta el desafío de restaurar la confianza en su democracia y elegir un nuevo líder en un contexto de alta tensión.