El pasado miércoles, durante la ceremonia a cuerpo presente del papa Francisco en la Basílica de San Pedro, las lágrimas y los mensajes de esperanza no se hicieron perdedizos; tampoco las rupturas del protocolo acordado para el evento.

Sor Geneviève, hermana de la congregación Hermanitas de Jesús, no dudó en acercarse lo más que pudo al inerte cuerpo de quien fuera su cercano amigo, Jorge Mario Bergoglio. Las imágenes recorrieron velozmente las redes sociales, provocando opiniones divididas al respecto.

Nacida en Francia en 1943, Sor Geneviève arrancó su relación con el pontífice en 2005, cuando éste era arzobispo de Buenos Aires. Para la monja, la muerte de su tía (la también religiosa Léonie Duquet) a manos de una dictadura que atravesaba Argentina fue la tragedia misma convertida en una bendición, pues recuerda que le pidió apoyo al ahora difunto, logrando que el cuerpo de su familiar fuera enterrado en el jardín de la iglesia de Santa Cruz, en la capital de este país.

Años después, manteniendo paulatinamente la comunicación, Bergoglio se asentó en la Ciudad del Vaticano, consolidándose el 13 de marzo de 2013 como el 266º Papa de la Iglesia Católica. Para Sor Geneviève esto fue una gran oportunidad para alzar la voz por las minorías, por los históricamente segregados por la iglesia y que, bajo los mensajes que pasaba la monja, fueron escuchados y atendidos por el papa, tal y como le ocurrió a un grupo de prostitutas trans que encontraron atención y apoyo en dicha institución.

La amistad entre estos dos religiosos extendió un puente entre la iglesia y los colectivos LGTB, mismo que antes de Mario Bergoglio ni siquiera se hubiera imaginado, aseguran algunos cercanos al tema.

Tras 38 días postrado en una cama de hospital, Geneviève veía mejoría en la salud de su amigo; la noticia del lunes 21 de abril la sorprendió tanto como al resto de la comunidad católica; un derrame cerebral provocó la despedida del pontífice de 88 años.

La cercanía que guardó Sor Geneviève con respecto al papa aquel miércoles es la misma que guardó a lo largo de su entrañable amistad; tan polémica como la iglesia misma, tan corta como la vida también.