China ha desplegado un ejército de robots industriales dotados con inteligencia artificial (IA) para transformar sus fábricas y consolidar su liderazgo en la manufactura global. Esta estrategia, que responde a políticas estatales y a retos económicos como los aranceles de Estados Unidos, está redibujando el mapa de la producción mundial.
Actualmente, las plantas chinas están más automatizadas que las de Estados Unidos, Alemania o Japón, gracias a una inversión masiva y al impulso de iniciativas como “Hecho en China 2025”. La rápida adopción de robots ha permitido a sus empresas reducir costos, mantener precios bajos en exportaciones y depender menos de una fuerza laboral que envejece.
Avance tecnológico sin precedentes
En ciudades como Cantón o Ningbo, robots humanoides y brazos robóticos están reemplazando tareas humanas en industrias grandes y pequeñas. Desde soldar hornos hasta ensamblar vehículos eléctricos, estos sistemas operan 24 horas al día con mínima intervención humana, lo que aumenta la eficiencia y la calidad.
El caso de Zeekr, fabricante chino de automóviles eléctricos, es emblemático. En su planta, más de 800 robots trabajan en sincronía para moldear, ensamblar y verificar cada auto. Muchos procesos son tan automatizados que pueden ejecutarse con las luces apagadas, en lo que se conoce como “fábricas oscuras”.
IA también en el diseño y el control de calidad
La inteligencia artificial no solo se limita al ensamblaje. Diseñadores como Carrie Li usan IA para crear interiores más atractivos, mientras que sistemas de visión por computadora inspeccionan los autos en busca de defectos antes de salir al mercado. Esto permite detectar errores en segundos, reduciendo fallas y aumentando la productividad.
Formación y respaldo estatal
La robótica en China no es solo una herramienta, sino una política nacional estratégica respaldada por el gobierno. Con un fondo de 137.000 millones de dólares para tecnologías avanzadas y préstamos industriales por 1,9 billones; el país está construyendo el futuro de su industria manufacturera.
Además, las universidades chinas gradúan más de 350.000 ingenieros mecánicos al año, lo que asegura una base sólida de talento técnico frente a los 45.000 graduados en EE.UU.
Desafíos sociales y humanos
A pesar del éxito tecnológico, la automatización genera preocupaciones. Trabajadores como Geng Yuanjie, operador de montacargas en Zeekr, temen perder sus empleos ante los robots. La ausencia de sindicatos independientes y el estricto control del gobierno han permitido que estos cambios avancen con escasa resistencia social.
Otro factor que impulsa esta transformación es la crisis demográfica china. Con una natalidad en caída y una juventud enfocada en carreras universitarias, la automatización se presenta como la única vía sostenible para mantener la productividad.
China se ha posicionado como líder en automatización industrial gracias a su apuesta decidida por la robótica y la IA. Este avance le ofrece una ventaja estratégica frente a los retos del comercio internacional y su propia crisis demográfica. No obstante, también abre debates sobre el futuro del trabajo y el impacto social de la tecnología.
¿Es este el camino que otros países deben seguir? o ¿es una advertencia sobre los riesgos del reemplazo masivo de mano de obra?