Un nuevo golpe hacia el narcotráfico y el contrabando de petróleo reafirma las medidas tomadas por el gobierno estadounidense. César Morfín y sus hermanos Álvaro Morfín, Remigio Morfin fueron vinculados con una de las seis bandas recientemente denominadas como terroristas para Donald Trump.
Estos hermanos fueron señalados de manejar dos empresas que, bajo la falsificación de documentos y grandes cifras en sobornos aduaneros, mandaron hacia los Estados Unidos miles de litros de petróleo en crudo, reportándole una jugosa ganancia al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Mediante “Servicios Logísticos Ambientales” y “Grupo Jala Logística”, el huachicol era comprado por gasolineras de pequeña escala, esquivando así las rigurosas revisiones por parte del Departamento del Tesoro de dicho país. Este mismo organismo congeló las cuentas y bienes a nombre de estos hermanos y las empresas vinculadas.
Fentanilo, metanfetamina, cocaína, marihuana y heroína se suman a la lista de los productos que estos hermanos contrabandeaban a territorio estadunidense; recordemos que este país ve morir a 200 personas al día por sobredosis de fentanilo, droga 50 veces más potente que la heroína y 100 más que la morfina.
El tráfico de petróleo representa una rama más de los negocios que acompañan a estas organizaciones criminales; recordemos que, según el periodista especializado en estos temas, Óscar Balderas, los recursos naturales serán el nuevo nivel de negocio para los cárteles de la droga. Hoy es una realidad.
Las empresas fantasmas que facturen y laven el dinero de estas operaciones son indispensables para las organizaciones, son la fachada de un negocio legal y en regla que está compuesta por el entramado del crimen, corrupción y sangre, mucha sangre.