El próximo 7 de mayo, dará inicio uno de los eventos más trascendentales de la Iglesia católica: el cónclave. En esta ocasión, participarán más de 130 cardenales, quienes se reunirán en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo papa.

Tras el fallecimiento del papa Francisco, el pasado 21 de abril, comenzaron a sonar los nombres de varios favoritos. Sin embargo, para llegar al cargo deben cumplir con ciertos criterios tácticos; y es que el derecho canónico no establece requisitos específicos para que un cardenal reciba el nombramiento, pero sí unos sostenidos por la tradición y la praxis eclesiástica contemporánea.

Según lo dispuesto por la legislación canónica, para ser papa se deben considerar los requisitos para ser obispo; es decir, “ser varón con pleno uso de razón”.

Pontífices, cardenales antes de elección

Esta regla daría pie a que los candidatos no necesitan ser cardenales ni sacerdotes para poder convertirse en papa; no obstante, desde el siglo XV, todos los sumos pontífices han sido cardenales antes de su elección.

Los cardenales considerados papables suelen compartir una serie de atributos comunes:

Trayectoria dentro de la iglesia: se valoran los cargos relevantes como obispos en grande diócesis o prefectos de dicasterios vaticanos.

Edad entre 60 y 70 años: esta franja permite garantizar un pontificado activo de entre diez y 12 años. Candidatos demasiado jóvenes podrían influir en la iglesia durante décadas; los de edad muy avanzada tendrían escasa proyección temporal.

Capacidad de liderazgo: se valora la habilidad del candidato para gobernar la iglesia, comunicar eficazmente y mantener el equilibrio.

Aceptar el nombramiento: el elegido deberá aceptar voluntariamente el cargo que les fue asignado; es decir, no pueden obligarlo.

Para ser elegido papa, el cardenal necesita dos tercios de los votos emitidos por quienes estén presentes en el cónclave; se espera que este año participen entre 133 y 135. Por ello, un candidato requiere al menos 89 votos.