El precio del pollo continúa en aumento, afectando tanto a comerciantes como a consumidores. La pieza más impactada es la pechuga, cuyo kilo pasó de costar 120 a 150 pesos en promedio durante la última quincena.
Este aumento se ha reflejado en mercados, cocinas económicas y hogares. Vendedores aseguran que, a diferencia de años anteriores, el precio no bajó tras la Semana Santa, como suele ocurrir. Por el contrario, siguió subiendo.
Pechuga, la más cara y menos demandada
Daniel, comerciante en un mercado capitalino, explica que en temporadas como Semana Santa es común que el precio suba, pero luego disminuye. Sin embargo, este año no ha sido así. Según detalla, antes vendía 100 pechugas al día y ahora solo 70.
El alza ha generado un cambio en el consumo: los clientes optan por piezas más económicas, como el muslo. Esto ha incrementado su demanda y, con ello, también su precio.
Cocinas económicas, también afectadas
Las cocinas económicas reportan que ahora deben ajustar el precio de los platillos. Una comida con pechuga, que antes costaba 70 pesos, ahora se vende en 90.
En los hogares, menos carne y más granos
El efecto también se siente en los hogares. Algunas amas de casa afirman que han reducido el consumo de carne a solo una vez por semana. En su lugar, recurren a alimentos más accesibles como granos, lentejas y leguminosas.