Elisa Carrillo Cabrera emocionó al público del Auditorio Nacional tras interpretar por última vez el célebre Bolero de Maurice Béjart. La función, parte de la gala “Elisa y amigos”, reunió a decenas de bailarines para rendir tributo a la destacada trayectoria de la mexicana en el ballet internacional.

La pieza central de la noche fue la interpretación de Bolero, un reto físico y emocional que Carrillo ejecutó con fuerza y sensibilidad, acompañada por 40 bailarines mexicanos. La intensidad creciente de la coreografía, sobre una mesa roja en medio del escenario, provocó una ovación que selló su despedida de este emblemático rol.

Una gala con grandes figuras del ballet

La función incluyó a más de 50 artistas en escena, entre ellos figuras del ballet mundial que compartieron con Carrillo su visión de la danza como puente entre culturas. Cada número resaltó el compromiso por la excelencia artística y la diversidad, pilares que han definido la carrera de la bailarina originaria del Estado de México.

Reconocimiento y emoción

Carrillo, recientemente nombrada directora de la prestigiada escuela John Cranko Schule en Alemania, agradeció conmovida al público mexicano. “¡Gracias mi México querido!”, expresó al cierre de la gala, generando una emotiva ovación en el recinto.

La obra que marcó su carrera

Bolero, coreografía creada en 1961 por el francés Maurice Béjart, se ejecuta sobre la célebre composición de Maurice Ravel. La pieza exige una progresión dramática y control físico impecable, cualidades que Carrillo ha perfeccionado a lo largo de su carrera y que quedaron plasmadas en su última interpretación.

Una noche inolvidable

La gala “Elisa y amigos” no solo celebró el arte del ballet, sino también el legado de una mexicana que ha triunfado en los principales escenarios del mundo. Su adiós al Bolero se vivió como un acto de gratitud, entrega y amor por la danza.

Elisa Carrillo se despidió de una de sus interpretaciones más exigentes dejando una huella imborrable en el corazón del público. Un homenaje en vida que celebró su arte y confirmó su lugar como referente de la danza a nivel mundial.