La Selección Mexicana debutó en la Copa Oro con una notable ausencia en las gradas del SoFi Stadium, en California. Aunque más de 54 mil personas asistieron, el ambiente se sintió incompleto: grupos de animación como Cielito Lindo, Patrones y Pancho Villa’s Army decidieron no presentarse por miedo a las redadas migratorias en Estados Unidos, según información de EL UNIVERSAL.
Esta decisión refleja un clima de incertidumbre entre las comunidades latinas ante las recientes medidas impulsadas por el presidente Donald Trump. Las tradicionales porras, que suelen acompañar con pasión cada partido del Tri, manifestaron que su ausencia es también una forma de protesta ante la indiferencia de figuras del fútbol, como el técnico Javier Aguirre, quien respondió sin sensibilidad cuando fue cuestionado sobre el tema.
Miedo e incertidumbre en las calles
Coordinadores de Cielito Lindo relataron que la situación recuerda los días más duros de la pandemia, con calles vacías y miedo colectivo. “Se siente en el aire. Salir a la calle es arriesgarse”, dijeron a EL UNIVERSAL Deportes.
Aunque llevan casi una década acompañando al equipo nacional, esta vez priorizaron la seguridad de sus comunidades. Su ausencia fue evidente frente a los 15 mil asientos vacíos en el estadio, un contraste fuerte con la asistencia registrada en marzo durante la final de la Nations League, cuando las gradas superaron los 68 mil asistentes.
Un acto de protesta y solidaridad
Para muchos, el silencio de Aguirre fue la gota que derramó el vaso. “No es portavoz de los mexicanos”, declaró el entrenador, desatando críticas entre los seguidores. Las porras han reiterado que seguirán mostrando apoyo, pero desde la empatía y la responsabilidad social.
Por ahora, se desconoce si acudirán al próximo encuentro en Arlington, Texas, contra Surinam. La decisión, aseguran, dependerá del contexto migratorio y de la seguridad de quienes integran estas comunidades.
La ausencia de las porras en el debut del Tri es reflejo de una comunidad migrante que exige respeto, empatía y garantías. El fútbol, como espacio de unión, también se convierte en escenario de lucha por la dignidad.