Autoridades colombianas capturaron en el aeropuerto El Dorado de Bogotá a alias Chacal, presunto miembro de las disidencias del frente E-33 de las FARC y señalado por su rol como enlace con el Cártel de Sinaloa. La detención se logró mediante un operativo conjunto entre la Policía Nacional, la Fiscalía UEI y agencias de seguridad de Estados Unidos.

El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, confirmó que el detenido estaba vinculado con el intento de asesinato de un firmante del Acuerdo de Paz, ocurrido en 2022 en Tibú, y contaba con una notificación azul de Interpol por tentativa de homicidio.

Vínculos con el narcotráfico internacional

Según la investigación, alias Chacal era un hombre de confianza de alias Richard, jefe financiero del frente E-33. Su tarea principal consistía en facilitar el envío de drogas hacia Norteamérica, reforzando la conexión entre grupos armados colombianos y el Cártel de Sinaloa.

Su rol dentro de la estructura criminal lo posicionaba como un actor clave en el tráfico transnacional de estupefacientes, incrementando su influencia más allá del territorio colombiano.

Respuesta internacional coordinada

Pedro Sánchez destacó que la cooperación internacional fue determinante para su localización y captura. Subrayó que este tipo de operativos son parte de los esfuerzos por proteger la vida de quienes le apuestan a la paz y frenar el crimen organizado.

Alias Chacal quedó a disposición de las autoridades, quienes determinarán su situación legal en las próximas horas.

Violencia contra firmantes de paz

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) alertó que 15 excombatientes fueron asesinados en los primeros tres meses de 2025, cifra que representa la mitad de los homicidios de todo 2024. Desde la firma del acuerdo, se han contabilizado 456 asesinatos de firmantes.

En abril, la JEP reiteró que proteger a los excombatientes es esencial para consolidar la paz y exigió al Estado adoptar un enfoque de seguridad humana que garantice dignidad, libertad y protección integral.

La captura de alias Chacal revela el nivel de articulación entre las disidencias de las FARC y estructuras del narcotráfico internacional. También pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de protección a firmantes del acuerdo de paz.