La organización ecologista Greenpeace México solicitó al Senado de la República impulsar una ley antiplásticos, mediante reformas a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos. La exigencia se lanzó en el marco del Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, con el objetivo de frenar el impacto ambiental del consumo de este material.

La propuesta busca prohibir los plásticos de un solo uso más problemáticos, así como establecer responsabilidades para los productores e incentivar su reutilización. La agrupación ecologista llamó a una acción urgente frente a la creciente contaminación plástica en océanos, ciudades y cuerpos de agua.

Un problema ambiental urgente

Según Greenpeace, la industria debe asumir un rol más activo en la solución al problema del plástico, cuyo impacto se ha intensificado en ecosistemas marinos y urbanos. Ornela Garelli, directora de campañas de la organización, afirmó que “la contaminación plástica está acabando con nuestros océanos y poniendo en jaque ecosistemas urbanos”.

Un estudio realizado en 2020 reveló que el 8 % de los residuos plásticos recolectados en las costas mexicanas eran bolsas de plástico, lo que las convierte en uno de los artículos más contaminantes. En promedio, una familia mexicana utiliza unas 30 bolsas por semana, mientras que en ciudades como la capital se recicla menos del 1 % de ellas.

Consecuencias visibles en CDMX

Greenpeace advirtió que el mal manejo de bolsas plásticas contribuyó a las inundaciones recientes en la Ciudad de México, ya que estos desechos obstruyen los sistemas de drenaje, impidiendo el flujo adecuado del agua.

Una sola bolsa de plástico puede tardar entre 100 y 500 años en degradarse, dependiendo de su grosor, mientras que su vida útil apenas alcanza los 12 a 15 minutos. Esto representa una desproporción crítica entre su uso y su impacto ambiental.

Consumo global de bolsas plásticas

La organización estima que cada año se consumen entre uno y cinco billones de bolsas de plástico en el mundo, lo que equivale a casi 10 millones por minuto. Greenpeace ejemplifica esta magnitud con una imagen impactante: si se unieran todas las bolsas consumidas, darían la vuelta al mundo siete veces por hora y cubrirían un área el doble del tamaño de Francia.