La Ciudad de México (CDMX) vivió este fin de semana su primera protesta anti-gentrificación, convocada por vecinos de las colonias Juárez, Roma, Condesa e Hipódromo, así como por grupos de jóvenes, quienes se reunieron en el Parque México.
Lo que inició como una concentración pacífica terminó en destrozos a comercios, gritos xenófobos y tensión vecinal, luego de que un grupo de manifestantes con el rostro cubierto —algunos vestidos de negro— intervinieran la protesta con pintas y actos vandálicos en el foro Lindbergh.
Escalada de violencia
Posteriormente, el grupo movilizado avanzó por las calles Sonora, Ámsterdam y Reforma, donde lanzaron piedras y objetos contundentes a restaurantes y cafeterías, gritando frases como:
“¡Fuera gringos!”, “¡Esta no es tu casa!”, “¡Comercio local, nuestra capital!”
Algunos jóvenes utilizaron mobiliario urbano para causar daños. Testigos informaron que se escucharon alertas entre manifestantes como “¡vámonos!” y “¡explosivo!”, mientras se lanzaban objetos similares a petardos.
Comensales en terrazas y restaurantes buscaron refugio en el piso o detrás de mostradores, mientras el Café Toscano fue severamente vandalizado, sin que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) intervinieran en el momento.
Opiniones divididas
La protesta dividió opiniones entre vecinos. Algunos apoyaron la causa pero rechazaron los actos xenófobos y violentos, mientras que otros afirmaron que la convocatoria anticipaba vandalismo, ya que se pedía llevar stickers y otros materiales.
Hasta ahora, no hay personas detenidas según informes preliminares de la SSC.
La protesta dejó en evidencia la tensión creciente sobre la gentrificación en CDMX, así como la necesidad de diferenciar entre activismo legítimo y violencia. También plantea preguntas sobre la respuesta de las autoridades y la forma en que se está abordando este fenómeno urbano.