La Ruta Wixárika por los sitios sagrados hacia el Wirikuta (Tatehuarí Huajuyé) fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El anuncio fue realizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) este mes, destacando su relevancia cultural, espiritual y ecológica.

La ruta, usada históricamente por el pueblo Wixárika, abarca cerca de 550 kilómetros entre los estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí. La inscripción representa un hito para México y América Latina, ya que es la primera vez que una tradición indígena viva es incluida en esta lista.

Una tradición viva de siglos

La ruta, también conocida como el camino a Wirikuta, es una de las expresiones culturales más antiguas del continente aún en práctica. Cada año, integrantes del pueblo Wixárika recorren a pie cientos de kilómetros guiados por un mar’akame (sacerdote), en un ritual que conecta lo espiritual con lo natural.

Este trayecto es parte de una cosmovisión donde los sitios sagrados representan puntos clave del origen y la renovación de la vida. Durante siglos, la ruta ha resistido procesos de desplazamiento y colonización, conservando su esencia como testimonio cultural vivo.

Un trabajo conjunto por el reconocimiento

La Cancillería señaló que esta distinción fue posible gracias a la colaboración entre la comunidad wixaritari,; el gobierno mexicano y organizaciones de la sociedad civil. El reconocimiento de la UNESCO refleja el valor universal del conocimiento indígena y su estrecha relación con la preservación de los ecosistemas.

El anuncio también destaca el papel de la diplomacia cultural. Esta funciona como herramienta para proteger tradiciones originarias y fomentar el desarrollo sostenible. Con esta inscripción, México suma 36 sitios en la lista de Patrimonio Mundial. Es el país con más reconocimientos de este tipo en América.

Significado espiritual y ecológico

Durante la ceremonia, un representante del pueblo Wixárika agradeció en su lengua a la UNESCO y al Estado mexicano. Señaló que este reconocimiento no es solo una inscripción cultural. También representa la protección de una zona “donde se fundan las esencias de la vida”.

La ruta incluye ecosistemas como la Sierra Madre Occidental y el desierto de Chihuahua, que albergan una rica biodiversidad. Según la UNESCO, la práctica es un ejemplo excepcional de cómo la tradición y la naturaleza pueden coexistir en armonía.