El gobierno de Estados Unidos anunció que retirará fondos por alrededor de 500 millones de dólares destinados al desarrollo de nuevas vacunas.

De acuerdo con un comunicado emitido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, la decisión responde a un cambio en las prioridades presupuestarias.

Al respecto, señaló que el actual gobierno tiene un enfoque en la “optimización de recursos”; así como la necesidad de redirigir fondos hacia otras áreas consideradas urgentes. Entre ellas, figura el fortalecimiento de los sistemas de atención primaria y la lucha contra enfermedades crónicas no transmisibles.

“El contexto post-pandemia exige una revisión crítica de nuestras estrategias de inversión en salud. Si bien reconocemos la importancia de la innovación científica, también debemos equilibrar el gasto con la sostenibilidad del sistema”, declaró un portavoz del departamento.

La medida implica una reducción de fondos destinados a la investigación y desarrollo de vacunas para enfermedades emergentes y reemergentes; incluidos virus respiratorios como el RSV, nuevas variantes del SARS-CoV-2; así como amenazas potenciales como el virus Nipah o la gripe aviar.

Científicos alertan de retrasos

Tras el anuncio, la comunidad científica reaccionó con preocupación ante la decisión. Instituciones como el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) advirtieron que el retiro podría ralentizar avances cruciales en plataformas de vacunas de nueva generación, como las de ARN mensajero.

“No solo es una cuestión de salud pública, sino también de seguridad nacional. Abandonarla ahora sería un retroceso”, afirmó la doctora Elena Morales, epidemióloga del Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health.

En contraste, sectores del Congreso respaldaron la medida; al respecto, argumentaron que el gasto en vacunas debe ser asumido cada vez más por el sector privado.

Por su parte, organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidieron que Estados Unidos reconsidere su decisión; también advirtieron que la preparación frente a futuras pandemias requiere cooperación global y financiación constante.