En Cincinnati, Kelley Mack, recordada por su papel de Addy en The Walking Dead, falleció el 2 de agosto tras padecer un glioma difuso de línea media, un cáncer cerebral altamente agresivo. Su familia confirmó la noticia en redes sociales, destacando que la actriz pasó sus últimos días acompañada por su madre y su tía, quienes la apoyaron desde el diagnóstico en noviembre de 2024.

Desde el primer momento, Mack decidió compartir su proceso con sus fans: desde la detección de la enfermedad hasta la parálisis parcial resultante de una biopsia espinal, mostrando valentía y transparencia ante un enemigo implacable.

Diagnóstico y tratamientos

El glioma difuso de línea media ataca el sistema nervioso central con alta mortalidad y pocas opciones terapéuticas. Kelley se sometió a quimioterapia y radioterapia mientras se sometía a biopsias espinales para ajustar su protocolo, manteniendo siempre una actitud positiva ante cada avance y retroceso.

Carrera en televisión y cine

Originaria de Ohio, Mack forjó su carrera en producciones independientes antes de saltar a la fama en 2018 con The Walking Dead. Posteriormente participó en series como 9-1-1 y Chicago Med, y prestó su voz a Spider-Gwen en anuncios de “Spider-Man: Into the Spider-Verse”, alcanzando un público intergeneracional.

Legado y homenaje

La despedida de Kelley Mack ha inundado redes con mensajes de colegas y fans que celebran su luz y entusiasmo. Su valentía al documentar su enfermedad inspira a pacientes y familiares, demostrando que la empatía puede transformar el dolor en comunidad.

La partida de Kelley Mack marca el final de una carrera prometedora, pero también el comienzo de un legado de honestidad y coraje. Su historia invita a reflexionar sobre la importancia de la visibilidad del cáncer y el poder de la solidaridad.