Al menos 19 personas resultaron heridas  y más de un centenar fueron detenidas tras una batalla campal durante el partido de la Copa Sudamericana entre el Club Atlético Independiente y la Universidad de Chile, disputado en Avellaneda, Argentina.

Los hechos ocurrieron la noche del miércoles, en el duelo de vuelta de los octavos de final. Hacia el minuto 48, con el marcador 1-1, la violencia estalló en las gradas, obligando a la suspensión inmediata del encuentro.

De acuerdo con testigos, los incidentes comenzaron al cierre del primer tiempo, cuando desde la tribuna Bochini Alta se arrojaron butacas y trozos de hormigón hacia la grada baja. La situación escaló rápidamente y sembró pánico entre los asistentes.

Escenas de violencia extrema

Videos difundidos en redes sociales muestran a aficionados armados con palos, piedras e incluso inodoros arrancados de los sanitarios del estadio. Una de las escenas más impactantes fue la de un hombre que, en su intento por escapar, cayó desde aproximadamente 30 metros de altura.

El balance médico reportó al menos tres heridos graves, con uno de ellos en estado crítico, además de múltiples personas con lesiones de consideración. La policía confirmó la detención de 111 individuos, en su mayoría integrantes de barras organizadas.

Reacción de la CONMEBOL

Tras la tragedia, la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) no solo suspendió el encuentro, sino que lo canceló de manera definitiva. En un comunicado posterior, el organismo anunció sanciones ejemplares: la expulsión de Independiente y Universidad de Chile de todas sus competiciones para las temporadas 2026 y 2027, además de la clausura del estadio Libertadores de América. El club peruano Alianza Lima avanzará directamente a la siguiente fase en lugar de los equipos sancionados.

Autoridades de Argentina y Chile condenaron los hechos y confirmaron que se abrirán investigaciones judiciales por tentativa de homicidio, lesiones graves y asociación ilícita.