El 19 de septiembre es una fecha grabada en la memoria colectiva de México por los devastadores sismos de 1985, 2017 y 2022. Sin embargo, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirman que la repetición de estos eventos en la misma fecha es una coincidencia estadísticamente improbable, no un patrón sísmico.
Especialistas en ingeniería, matemáticas y geofísica han realizado diversos estudios que descartan la idea de que septiembre, y en particular el día 19, sea más propenso a los terremotos. La explicación está en las estadísticas, la percepción social y la ubicación geológica del país.
Probabilidad de que tiemble el mismo día
El doctor Miguel Ángel Jaimes, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, explicó que al aplicar modelos de probabilidad combinados con estudios de peligro sísmico, la posibilidad de que dos sismos importantes ocurran en la misma fecha en años distintos es extremadamente baja.
Según su análisis, la probabilidad de que un terremoto significativo ocurra exactamente un 19 de septiembre es de solo 0.026%. Y si se consideran tres eventos como los de 1985, 2017 y 2022, la cifra disminuye a valores tan bajos como 0.000002%, comparables a ser atacado por un tiburón o tener el corazón del lado derecho.
¿Es septiembre un mes con más sismos?
Aunque la percepción general apunta a septiembre como un mes sísmico, los expertos aseguran que no hay evidencia científica que lo respalde. De acuerdo con la UNAM, en México ocurren más de 15 mil sismos al año, la mayoría de ellos menores y sin consecuencias.
El país se encuentra en una zona de alta sismicidad debido a su ubicación entre cinco placas tectónicas: del Caribe, del Pacífico, de Norteamérica, de Cocos y de Rivera. Esto hace que los temblores sean frecuentes en cualquier época del año.
La memoria colectiva y los sismos históricos
El doctor Raúl Valenzuela Wong, del Instituto de Geofísica de la UNAM, señala que la memoria colectiva influye en la percepción del riesgo. Los sismos del 19 de septiembre han dejado huella por sus consecuencias humanas y materiales, por lo que suelen recordarse más que otros.
Casos como el sismo del 28 de julio de 1957, que derrumbó el Ángel de la Independencia, o el del 14 de marzo de 1979, que dañó la Universidad Iberoamericana, también son parte de la historia sísmica del país, aunque hayan ocurrido en fechas diferentes.