Se realizó en Charlotte, Carolina del Norte, el operativo denominado “La telaraña de Charlotte”, que dejó al menos 81 migrantes detenidos, entre ellos mexicanos y hondureños. La acción fue encabezada por la Patrulla Fronteriza bajo la administración del presidente Donald Trump, en un estado que alberga cerca de un millón de migrantes.
El gobernador Josh Stein denunció que los agentes actuaron con perfilamiento racial y tácticas paramilitares, lo que, según él, “no está haciendo más seguros a los ciudadanos, sino atizando el miedo y dividiendo a la comunidad”.
El comandante Gregory Bovino, quien previamente dirigió redadas masivas en Los Ángeles y Chicago, estuvo presente en Charlotte. En sus redes sociales informó que los detenidos fueron capturados en apenas cinco horas, difundiendo imágenes de migrantes mexicanos y hondureños.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) señaló que las redadas se enfocan en “criminales extranjeros ilegales” que se amparan en políticas santuario. Sin embargo, Stein aseguró que la mayoría de los detenidos no tienen condenas criminales.
Organizaciones comunitarias y defensores de migrantes expresaron preocupación por la presencia de agentes enmascarados y fuertemente armados. El gobernador pidió a la población grabar con sus teléfonos cualquier abuso y manifestarse pacíficamente, como ya ocurrió en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Portland.
En redes sociales se viralizó el caso de Willy Aceituno, ciudadano estadounidense de origen hondureño, quien denunció haber sido agredido por agentes migratorios pese a tener documentos en regla. El DHS respondió que su comportamiento fue “errático” y que un agente resultó herido durante un operativo en University City.
Charlotte se suma a las ofensivas migratorias desplegadas este año en otras ciudades estadounidenses. Las redadas forman parte de una estrategia federal que, según el DHS, busca ejecutar más de 1,400 órdenes de detención migratoria pendientes.
