La Unesco inscribió la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de Iztapalapa en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, otorgando reconocimiento internacional al mayor viacrucis de México y una de las expresiones religiosas y comunitarias más importantes de América Latina.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, felicitó a los organizadores de la Semana Santa de Iztapalapa, así como a las autoridades locales que impulsaron la candidatura, entre ellas la exalcaldesa Clara Brugada y la actual alcaldesa Aleida Alavez. También reconoció el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el proceso que culminó con la declaratoria.
La celebración moviliza cada año a los ocho barrios originarios de Iztapalapa, donde vecinos transforman calles y espacios públicos en escenarios bíblicos para recrear episodios del Nuevo Testamento. En 2024 reunió a más de 1.4 millones de asistentes, y en años previos a la pandemia llegó a superar los dos millones de personas.
Su origen se remonta a 1833, cuando la comunidad realizó un voto para pedir el fin de una epidemia de cólera. Una década después se formalizó la primera puesta en escena, iniciando un ciclo que acumula más de 180 años de historia ininterrumpida.
Durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco en Nueva Delhi, la subdirectora de Patrimonio Inmaterial de México, Edaly Quiroz, destacó que la representación trasciende lo religioso y se ha convertido en un símbolo de unidad, fe, resiliencia e identidad colectiva.
México defendió que la tradición ha evolucionado integrando principios de igualdad de género y derechos humanos. El plan de salvaguardia aprobado contempla reforzar archivos históricos y consolidar al Comité Organizador de la Semana Santa en Iztapalapa (COSSIAC) como órgano rector legítimo de la celebración.
Con esta inscripción, la Pasión de Cristo de Iztapalapa se suma a expresiones icónicas ya reconocidas por la Unesco como la cocina tradicional mexicana, el Día de Muertos, el mariachi y el bolero, ampliando el catálogo de manifestaciones culturales del país con estatus global.
