Un amigo es el que siendo ciego te puede mirar y siendo sordo te puede escuchar.
Anónimo
El día de hoy, 23 de septiembre, se celebra por primera ocasión el Día Internacional de las Lenguas de Señas. Fue en la Reunión del 14 de noviembre de 2017 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó que “cada 23 de septiembre a partir de 2018 se promueva la concienciación sobre la importancia de la lengua de señas para la plena realización de los derechos humanos de las personas sordas”.
La palabra lengua viene del latín lingua, que designa el órgano con el que comemos y hablamos. De ahí que la denominación de «lengua» haya pasado a denominar el idioma. Por otro lado, la palabra seña viene del latín signa, a la vez de signum (marca, signo, insignia, seña).
Por lo tanto, una lengua de señas es la lengua natural de las personas sordas que se basa en movimientos y expresiones a través de las manos, los ojos, el rostro, la boca y el cuerpo. Muchos sordos se comunican con esta lengua y requieren de un intérprete o persona que la maneje para relacionarse con oyentes que no la conocen.
Se afirma que fue Juan de Pablo Bonet (1573-1633) un pedagogo y logopeda español, quien tuvo en sus manos la educación de un joven noble, sordo de nacimiento, por lo que se dedicó a desentrañar los misterios del habla, los secretos de los sonidos, de las letras y de las estructuras gramaticales y fonéticas, para conseguir que los niños, y sobre todo los niños mudos, consiguiesen leer y hablar con facilidad. Inventó toda una pedagogía de la lengua para hablantes, sordos y sordomudos.
Bonet es el autor de la obra “Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar a los mudos” considerado como el primer tratado moderno de fonética y logopedia, en el que se proponía un método de enseñanza oral de los sordos mediante el uso de señas en forma de alfabeto manual, para mejorar la comunicación de los sordos y mudos.
En la actualidad se estima que existen alrededor de 135 lenguas de señas oficiales en todo el mundo y más de 6,000 no oficiales, todas ellas con sus propios vocabularios y señas diferentes. Por ejemplo, el lenguaje de señas americano (American Sign Language – ASL) y el británico (British Sign Language – BSL) son diferentes entre sí, ya que el americano tiene la mayoría de sus raíces en el lenguaje de señas francés.
Una región que utiliza más de una lengua oral puede tener una misma lengua de señas, por ejemplo, en el caso de Canadá, Estados Unidos y México, donde la ASL convive con el idioma inglés, español y francés. En Estados Unidos el ASL es el tercer idioma más hablado o practicado luego del propio inglés y del español, con aproximadamente medio millón de hablantes.
Todos los idiomas y la lengua de seña son igualmente adquiridos desde el nacimiento. Los niños de padres sordos aprenderán su lengua materna y el lenguaje de señas, siendo bilingües desde su nacimiento. De la misma manera, los bebés que nacen sordos “balbucean” en la lengua de señas antes de comprender y defenderse en el lenguaje en su vasta totalidad y en lugar de pequeños ruidos, el bebé hará señas o movimientos de bebés para expresarse.
Reconociendo que el multilingüismo contribuye al logro de los propósitos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así mismo recordando también la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, donde se indica que las lenguas de señas son iguales a los lenguajes orales, y que los estados partes en la Convención se comprometen a reconocer, aceptar y promover la utilización de las lenguas de señas. Por lo que es de fundamental importancia el preservar las lenguas de señas como parte de la diversidad lingüística y cultural, para garantizar y promover la plena realización de todos los derechos humanos relativos a las cuestiones lingüísticas y las libertades fundamentales de las personas sordas.
Por esa razón, debemos de estar conscientes de que las lenguas de señas son idiomas naturales con los que coexisten y se trabaja con comunidades de sordos, por lo que el acceso temprano a la lengua de señas y a los servicios en lengua de señas, es vital para el crecimiento y el desarrollo de las personas sordas.
Es necesario, amable lector, que tanto los que tienen problemas de sordera como las personas relacionadas con ellos tomemos medidas prácticas para lograr una muy buena relación entre sordos y oyentes, por ejemplo, ser pacientes ya que la persona con problemas de audición se ayuda leyendo los labios.
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