“Aun cuando digan la verdad, los mentirosos no son creídos” –Cicerón-
La experiencia nos ha mostrado que la renovación de autoridades a nivel municipal en Tlaxcala ha tenido como característica principal: funcionarios sin experiencia en el servicio público; el desconocimiento de las problemáticas que aquejan a los municipios; la falta de planeación; la improvisación de acciones de gobierno; el inadecuado uso de los recursos públicos –por decirlo de manera elegante-, y considerar el puesto, como la oportunidad de enriquecerse de forma inmoral.
El cargo ha sido ocupado como trampolín para transitar a otra responsabilidad dentro del servicio público y, con ello, lejos de buscar una nueva oportunidad para trabajar en favor de la población, se convierte en un medio para acrecentar las fortunas personales.
Algunos personajes buscan primero la diputación y luego una presidencia municipal, otros, utilizan en camino de forma inversa, el asunto es no quedarse a la deriva y dejar de percibir los jugosos ingresos.
Sin actualizar
Ni todos los presidentes o presidentas municipales son improvisados en su actuación como servidores públicos y, por ello, en los próximos meses veremos cómo se abre la brecha entre éstos y los que no tienen ni la menor idea de cómo salir al paso en su administración.
Hace algunas semanas catedráticos universitarios evidenciaron que durante una revisión minuciosa en los portales de los sesenta ayuntamientos se carece de información actualizada como lo establece la ley.
Al parecer, para los funcionarios municipales no es prioritario cumplir, como sujetos obligados, con la normatividad en materia de transparencia.
Durante la presentación de un libro sobre transparencia, los docentes le ganaron a los encargados de vigilar la situación en la que se encuentra el cumplimiento de obligaciones de transparencia de las administraciones municipales.
Fueron los académicos quienes sorprendieron a los propios encargados de vigilar que se cumpla la normatividad en nuestra entidad, al revelarles información que desconocían.
Interesante fue la cara de sorpresa a conocer que ninguno de los sujetos obligados había cumplido hasta ese momento con su obligación.
Por una parte, es gratificante ver como maestros universitarios están interesados en el tema de la transparencia y rendición de cuentas en Tlaxcala, pero por la otra, fue verdaderamente penoso ver el desconocimiento de los funcionarios garantes de la transparencia en Tlaxcala con respecto a la situación que priva.
“No les cuento de que es el libro para que ustedes lo lean, si no, pues que chiste”
En las muchas presentaciones de libros a las que he acudido a lo largo de mi formación académica, nunca había escuchado en voz de uno de los invitados a comentar el texto lo siguiente “…no les cuento de que se trata el libro, porque de lo que se trata, es de que ustedes lo lean, sino, pues no tendría caso, verdad…? (sic)
Las palabras retumbaron en el espacio en donde un grupo de intelectuales y estudiantes se dio cita para conocer la propuesta del texto presentado. El rostro de sorpresa entre los asistentes y presentadores se reflejó de forma inmediata. Muchos no atinábamos a comprender que alguien osara decir tales palabras:
“…no les cuento de que se trata el libro, porque de lo que se trata es de que ustedes lo lean, sino, pues no tendría caso, verdad…? (sic)
“…no les cuento de que se trata el libro, porque de lo que se trata es de que ustedes lo lean, sino, pues no tendría caso, verdad…? (sic)
No cabe duda que la funcionaria subestimó la calidad de los autores del libro, de los investigadores que si leyeron el texto y, que además hicieron su tarea, la de verificar en cada uno de los 60 portales, si las nuevas administraciones estaban cumpliendo con su obligación de subir la información que marca la normatividad.
También subestimó la calidad de estudiantes interesados en conocer del tema a través de una voz “arbitrada”, y eso es verdaderamente penoso, porque lo único que atinaron a hacer es mirarse una y otra vez el rostro para cerciorarse de que no había error en las palabras escuchadas.
Tratar de maquillar el hecho de no haber leído el libro con una “verborrea” o dicho de forma más elegante por mis maestros una “retórica” que no aporta y si marea, es una verdadera falta de seriedad.
Pero así las cosas…
A pie de página
Es acertado el análisis que lleva a cabo la UPET de aquellos casos, cuya conducta anti ética, resulta una vergüenza para el gremio periodístico.
Indudablemente el trabajo real y no el mero discurso será el que brinde legitimidad, aceptación y probablemente cohesión entre los comunicadores de Tlaxcala.